
Todo el mundo ha participado alguna vez en un sorteo. Por poco que nos gusten los juegos, siempre hay alguno en el que nos enganchan sin remedio. Sobre juegos y concursos son muchas las películas que se han hecho: Quiz show, Concurso, La ganadora, Slumdog millonaire y hasta Los juegos de hambre. Y a buen seguro que el tema seguirá dando de sí. Y es que la suerte nos pude tocar a todo el mundo.
En nuestro teatro, aunque no lo parezca, la suerte puede jugar un papel importante. Porque, aunque la justicia no sea desde luego, una lotería, el factor suerte está presente en más de una ocasión. Y hasta los sorteos, como veremos.
Aunque no sea algo que se reconozca abiertamente, todo el mundo que transita por Toguilandia se alegra o se entristece según sea el juez o jueza en que haya caído su asunto. Una cuestión puramente de suerte si se trata de la misma localidad, ya que se adjudican las causas según las normas de reparto que atiende, normalmente, a la fecha de los hechos o de la denuncia, y a la existencia o no de antecedentes en el juzgado.
Y, aunque a mí no me lo reconozcan por razones obvias, estoy segura que tanto sus Señorías como el resto de intérpretes de nuestro teatro tendrán sus fiscales favoritos, frente a otros que preferirían no ver en su vida, al menos en estrados. También una pura cuestión de suerte que depende de las normas de reparto de fiscalía y de algo tan aleatorio cómo quién estaba de guardia en un día concreto.
Además, como hay café para todos, hay letrados y letradas con los que trabajamos más a gusto y con los que menos y seguro que lo mismo pensará el justiciable del quien le haya tocado, sobre todo si es por turno de oficio.
Pero ya la suerte empieza a influir en nuestra vida toguitaconada desde antes de llevar la toga. Si ya es decisiva en los exámenes de la facultad, en la oposición, donde los temas a desarrollar se eligen por estricto sorteo, es vital. Más de una y uno se hubiera cortado la mano después de ver la bola que había sacado de la bolsita donde se cocía nuestro futuro. Y al revés, aunque poca gente es capaz de reconocer, una vez con el aprobado en la mano, que tuvo suerte. Pero la tuvimos, sin duda, además de haber estudiado hasta dejarnos las cejas. Justo es reconocerlo.
No obstante, hay casos en que el sorteo tiene efectos directos en las funciones de nuestro teatro. El más evidente es el de la elección de miembros del jurado para el procedimiento del mismo nombre, fruto de un primer sorteo bianual de todo el censo electoral del lugar, y de un segundo sorteo ya centrado en el caso concreto, al que luego se aplican las excusas y recusaciones hasta constituir el número mágico de 9 miembros y 2 suplentes. Actuar de jurado es para algunos una suerte y para otros una desgracia tremenda. Porque cada cual ve el mundo según le va, claro.
Otro sorteo donde la gente suele acordarse de la madre de quien sacó su nombre es el de la constitución de las mesas electorales. Algo que nos puede suceder a cualquiera -o casi, porque algunas profesiones, como la mía, están exentas- y que suele sentar bastante mal. Sobre todo cuando, como va a ocurrir en nada, puede fastidiarte unas vacaciones o cualquier otro plan. Pero es una obligación ciudadana y como tal hay que tomarla.
Otros casos en que el sorteo tiene importancia son lo que llamamos pomposamente las insaculaciones de peritos, que no son más que un sorteo entre los propuestos, o los que adjudican interventores en los procedimientos de insolvencia, que no es poca cosa.
Al fin y al cabo, todo el mundo acaba jugando, lo quiera o no. Si no, comprobémoslo cuando el juzgado compra un décimo de lotería o juega a la primitiva o al cupón de la ONCE. Toda la gente quiere participar, aunque nunca se sabe muy bien si por la esperanza de que te toque o por la de que no toque a todo el mundo y nos quedemos fuera. Cosas de la naturaleza humana.
Y con esto, cierro el telón por hoy. Pero antes daré el consabido aplauso, que no se me olvida y que hoy es, nada más ni nada menos, para quienes tuvieron la desgracia de que la suerte les fuera esquiva. Que, al menos, se lleven esto.