Villancicos: togas que dan la nota


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Llegadas estas fechas, es inevitable. Por tierra, mar y aire llegan los sones de villancicos y canciones navideñas hasta taladrarnos las meninges. Algo que, por supuesto, no es ajeno al mundo del espectáculo, que aprovecha estas fechas para repetirnos las películas de siempre, con Papas Noeles por doquier y Christmas –que así llaman los americanos a los villancicos de toda la vida- a tutiplen. Tan es así que una de las películas navideñas por antonomasia, Blanca Navidad, lleva el título del villancico que es el leit motiv del filme., como ocurre también con Feliz Navidad, otra película con tema navideño.

Y nuestro teatro, claro está, no se libra. Por eso hoy quería hacer mi propia versión toguitaconada de los villancicos tradicionales. Con permiso de la tradición, claro. Pero es que esas letras bien merecen que les demos más de una vuelta.

Siempre me he preguntado qué hacía la Virgen peinándose mientras el mundo entero estaba pendiente de su parto, pero, sobre todo, dónde narices estarían las cortinas en un pesebre. Aunque eso de que los cabellos fueran de oro y el peine de plata fina, bien podría ser una alegoría de las galletas que adornan nuestras togas: plata para jueces y abogados fiscales y oro para magistrados y fiscales. Un detalle que la Virgen se acordara de nosotros mientras el resto del mundo se empeñaba en mirar cómo bebían los peces en el río, que menos mal que no conducen porque si no nos llenaban de inquilinos el juzgado de guardia. Ahora bien, eso de que después esté lavando y tendiendo en el romero, no sé, no sé, con la de juicios de faltas que nos han causado las coladas conflictivas entre vecinas. Aunque eso de que el romero florezca en pleno invierno supongo que hace perdonarlo todo, hasta la lejía que le ensucia la ropa a la de abajo.

También en los villancicos se resalta la importancia de los plazos procesales, aunque no lo creamos. Por eso nos dicen eso de que esta Noche es Nochebuena y mañana Navidad. Para que recordemos que son inhábiles y que María puede sacar la bota tranquila para emborracharnos. Que menuda manía tiene el señor anónimo en hacer beber a todo bicho viviente, sea el marido de María o los peces.

Aunque para recordarnos cómo estamos, nada mejor que eso de que en el portal de Belén han entrado los ratones. Una clara alegoría del estado de algunas sedes, que hasta a San José le roían los calzones, por más hubiera estrellas, sol y luna. Por eso María tenía que ir corriendo –y dale con hacerla trabajar- porque se estaban comiendo el chocolatillo, que espero que se refiera al de cacao y no  a algún tráfico de drogas para hacer trabajar al pobre LAJ de guardia haciendo una entrada y registro en el portal. Que aunque lo trajera una burra mientras uno se remendaba, rin rin, ya sabemos que por allí andaban tres camellos.

Pero no hay que preocuparse. Que viene la vieja con el aguinaldo y nos va a solucionar todos los problemas. A buen seguro que se refiere al ministro del ramo que, por fin, va a hacer una inversión en Justicia que nos quite todas las penurias. Eso sí, como si fuera una disposición adicional cualquiera, se cura en salud añadiendo que vienen los reyes por aquel camino, aunque estos solo tengan sopitas con vino para traer. Nunca la alegría es completa en la casa del pobre. Podrían traer, al menos, posits y bolis.

Y si alguien tiene alguna duda del entorno jurídico de los villancicos, no hay más que darse cuenta de la letra de uno de los más conocidos, Campana sobre campana. Porque, como hemos dicho otras veces, en nuestro entorno judicial lo que caracteriza a los jueces en la Sala de vistas es la campanilla, no el mazo de las películas. O alguien se imagina que el villancico fuera ·”mazo sobre mazo?”. ¿A que no?. Pues eso.

¿Y que me dicen de El Tamborilero?. Es evidente que se refería al sonido que hacen los usuarios de lexnet esperando a que se conecte. Tamborileando sobre el teclado a la espera de que el rosco se pare. Deben ser las rosquillas de que habla otra de las canciones navideñas. Con vino, eso sí, que la fijación es tremenda. Y el humilde zurrón no es otra cosa que el maletín donde se sigue llevando el papel, ese que tenía que ser 0 pero de eso, nada.

Y lo de Noche de Paz, noche de amor estoy segura que no es otra cosa que lo que cantan a coro jueces, fiscales, letrados, forenses, Lajs y funcionarios de guardia mientras cruzan los dedos para que no pase nada que turbe su togada Navidad.

Pero por si alguno se pone tiquismiquis y no quiere olvidar los formalismos y los latinajos, ahí está el Adeste fideles para poner el toque de cultura navideña. Que no nos falte de nada.

Así que ya sabemos. A colocarnos la toga de pastorcillos y pastorcillas y a ponernos en camino para adorar al Niño, a ver si este año tiene a bien darnos un poco del oro ese que le dejan cada año los Reyes Magos. Lo del incienso y la mirra que se la quede, no vaya a pensar que somos demasiado egoístas.

Por todo eso, hoy el aplauso lo daremos con la zambomba y la pandereta. Y los pampanitos verdes y las hojas de limón que no sé muy bien para que sirven pero seguro que hacen avío. Y va dedicado a todo el mundo, sin excepciones. Feliz navidad toguitaconada.

 

1 comentario en “Villancicos: togas que dan la nota

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