De nuevo, Reyes: nuestra carta


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No fallan. Cada año. El 6 de enero, llegan a nuestras casas Los Reyes Magos. Melchor, Gaspar y Baltasar dejan su Oriente natal para visitarnos y, si nos hemos portado bien, obsequiarnos. O eso es, al menos, lo que vemos en las películas en las que salen Los tres Reyes Magos, porque Papá Noel les gana la partida en protagonismo, sin duda alguna.

Ya es una costumbre hacer nuestra particular carta a los Reyes toguitaconada, como hemos hecho otros años desde nuestro escenario. Aunque hay que admitir que mucho caso no nos han hecho. Y no me quiero poner tonta, pero mirad, queridos Reyes Magos, que como nos falléis nos pasamos a Santa Claus. Aunque si tres no pueden traernos lo que pedimos, es difícil que uno solo, y con sobrepeso además, pueda. Pero nunca se sabe.

Cada año, como si se tratará del mismísimo día de la marmota, pido dos cosas que nunca encuentro. Una es la bola de cristal, para poder adivinar en cada caso qué es lo que va a pasar, cuál es el riesgo y cómo han sucedido los hechos, con lo cual acertar con la decisión sería mucho más sencillo. La otra es la varita mágica, que he de reconocer que este año me llegó por mi cumpleaños de manos de una letrada -me encantó el detalle- y que guardo para probar su poder cuando corresponda. Por si acaso, pediré una dosis  extra de polvo de hadas del de Campanilla , que seguro que me va a hacer falta.

Pero a lo que iba. Como los Reyes Magos ya están mayores y seguro que están muy cansados de leer cartas y buscar regalos, se lo voy a poner fácil. Tienen el catálogo completo de nuestras peticiones en los motivos por los cuales hicimos movilizaciones  este año. Ahí tienen detalladas nuestras peticiones: medios materiales y personales, despolitización de la justicia y alguna cosita más que no voy a detallar pero que queda englobada en aquel hastag de “MerecemosUnaJusticiaDeCalidad. Y la seguimos mereciendo, vaya.

De todas formas, me voy a centrar en alguna que urge especialmente. La primera, la de la derogación del límite de instrucción  el famoso artículo 324 de la Lecrim que tanto daño hace y puede seguir haciendo. Queridos Reyes Magos, por si no lo sabéis, por culpa de este articulito puede quedar impune más de un delincuente, y pueden también quedar sin protección víctimas de delitos al archivarse las causas. También supone una fuente de conflictos y un trabajo extra para los profesionales de la justicia en general y los fiscales en particular, a quienes esta ley tuvo la ocurrencia de convertirnos en guardianes pero sin darnos la llave. Y, según parece, con lo fácil que sería cambiar unas letritas en el BOE, no hay manera. Una y otra vez hay bloqueos que nos siguen dejando a los pies de los caballos. Como profesionales y como personas.

La otra cosita en la que voy a insistir es el el tema de la digitalización. Que está muy bien, desde luego, en el qué pero no en el cómo. Aunque yo no pertenezco a una fiscalía donde se haya implantado eso de la fiscalía digital, he visto a compañeros y compañeras absolutamente desesperados con el tema. Y no es de recibo que una instrumento destinado a facilitarnos trabajo, en realidad nos dé más, y más quebraderos de cabeza. De hecho, juraría que les han salido algunas canas extra desde que usan el dichoso programita. Absurdos con los que vivimos día a día.

Por supuesto, esto no es exclusivo de los fiscales. Ya hemos contado más de una vez el estado de absoluta desesperación en que se encontraban abogados y procuradores con todas las cuitas que les causa Lexnet, que tampoco es cosa de broma. Cualquiera diría estas reformas están patrocinadas por alguna empresa de tintes, que a base de salirnos canas podría forrarse. Pero, cuidado, no vaya a acabar cayéndosenos el pelo y quedándose sin trabajo.

Y, ya que me he venido arriba, pediré unas cuantas cositas más. Unas buenas dosis de compañerismo, de unión entre los operadores jurídicos, a ver si entendemos de una vez que remamos en el mismo barco, de ilusión que a veces tanto cuesta de mantener, y, cómo no, de empatía, sin la cual Toguilandia no puede funcionar como toca.

     Mi petición extra, queridos Reyes Magos, iba a ser que la Violencia de género acabara, y que la negra cifra de mujeres asesinadas fuera 0. Pero, por desgracia, ya llego tarde y eso es imposible, porque una nueva víctima inaugura el contador de la vergüenza.  Así que solo puedo pedir que no siga creciendo.

Como siempre, acabaré este estreno con un aplauso. El que, haciendo un acto de fe, dedicaré a Melchor, Gaspar y Baltasar. No nos falleis

Y también pediré alguna cosilla más para @madebycarol1, que siempre hace ilustraciones maravillosas, como la que me ha regalado para este estreno

 

1 comentario en “De nuevo, Reyes: nuestra carta

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