Unión: ¿Lo imposible?


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         En el mundo del espectáculo están, por desgracia, a la orden del día las rivalidades, zancadillas y todo tipo de jugarretas para conseguir un papel, un contrato o cualquier otra cosa. Eva al Desnudo en estado puro, vaya. Esa es la idea que muchas veces tenemos desde fuera, aunque en otras ocasiones hacen suyo eso de “la unión hace la fuerza” y entonces son imbatibles, sea defendiendo un No a la Guerra, o leyes que les parezcan injustas, como la de propiedad intelectual, el IVA cultural o la Ley mordaza, por poner un ejemplo. Y cuando se unen, dada su repercusión, póngase a temblar, señores.

         ¿Y en nuestro teatro?¿Juntos o separados? ¿Compañeros o rivales?. Pues de todo hay en la viña del señor. Y a veces más de lo que debiera. Y así nos va ¿O no?

         En el gran teatro de la Justicia desperdiciamos un buen puñado de energías con rivalidades y confrontaciones absurdas. Jueces y fiscales, Fiscales y abogados, LAJ y jueces, Funcionarios y no funcionarios, abogados y procuradores, notarios y registradores… y así hasta el infinito y más allá, en una suerte de combinaciones y permutaciones inacabable. Casi guerras fratricidas, o al menos batallas. Kramer contra Kramer.

         No exagero. Los fiscales andamos siempre a la gresca con los jueces, y viceversa (jueces vs fiscales), que si yo trabajo más que tú, que si mi labor es más importante que la tuya, que si me recurres o no. Como siempre decimos, la carrera hermana. Aunque siempre apostillo eso de que Dios dijo que fuéramos hermanos pero no primos.

         También es una rivalidad histórica la de abogados y fiscales. Como si el hecho de sentarnos a lados diferentes del banquillo nos convirtiera en enemigos irreconciliables. Estrechez de miras de quienes lo ven así, estén a un lado u otro. Yo, que con mi toga y mis tacones acostumbro a compartir banco a uno y otro lado del banquillo –los abogados pueden ser defensa o acusación particular- doy fe –perdón a LAJ y Notarios por el intrusismo- de que se trabaja mucho mejor unidos que enfrentados. Porque al fin y al cabo, ambos somos un servicio público y nos debemos al ciudadano y a la justicia. Que los árboles no nos impidan ver el bosque.

         Y más y más. Los Secretarios –hoy LAJ– a veces entran en conflicto con los jueces, o con los funcionarios, por un quítame ahí esas pajas que esto me toca/no me toca a mí. Por fortuna, hay relaciones idílicas en estos campos, pero la excepción que confirma la regla siempre puede venir a entorpecer el objetivo: hacer justicia.

         Pero no todo van a ser tozolones, como diría una amiga. Que aquí estoy yo con mi batalla de flores, toga y tacones incluidos, para darle la vuelta a la moneda. La unión hace la fuerza. Lo estamos viendo hoy mismo, cuando la vorágine de reformas se nos come y una inasumible reforma del proceso penal nos ha dejado a todos mirando a Cuenca –o adonde sea-. De pronto, en un birlibirloque impensable hace nada, se unen todas las asociaciones de fiscales y los fiscales no asociados, se les adhieren los jueces, y empiezan a surgir apoyos y ayudas a diestro y siniestro. No hay más que darse un paseo por las redes sociales para ver que la generosidad y el compromiso de muchos en pro del bien común es capaz de barrer rivalidades y reticencias. Aunqe, por desgracia, a quien corresponde no entiende que le corresponda y no se quiere dar por aludido, como acabo de saber.

         Y esto solo es un ejemplo. Barbaridades como la imposición de las tasas judiciales –suprimidas pero no eliminadas-, la supresión de los sustitutos o la malhadada ley mordaza  ya habían ido sembrando la semilla de un consenso necesario. No importa quién empiece, de quién nazca o, si me apuran, quien se lleva el gato al agua. Lo que importa es la unión por un objetivo común. Como dijo una compañera, no se trata de luchar contra nadie, sino de hacerlo a favor de la justicia. Que no es moco de pavo.

         Así que ahí vamos. Troquemos Lo imposible en Un lugar llamado milagro. Porque el objetivo merece la pena y nos importa a todos. Y mucho.

         Por eso hoy dedico mi aplauso a todos los que con puñetas o sin ellas, con toga o sin ella, con o sin tacones, saben ver más allá de sus batallas pequeñas y luchan por una justicia justa, como debe de ser. Bravo por todos y cada uno de ellos. Y los tomates, ya se sabe…

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3 comentarios en “Unión: ¿Lo imposible?

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