
Hoy el estreno es mi relato contenido en el recién estrenado libro de Generación Bibliocafé dedicado al voluntariado
TBC
- Señora abogada, ¿qué es esto de TBC que pone en la carta?
- Significa “trabajos en beneficio de la comunidad” y es la condena que aceptaste en el juicio. ¿No lo recuerdas, Marita?
- ¿Juicio? ¿Qué juicio? Lo que firmé era un acuerdo por el incidente de la tienda
- Era un juicio, Marita. Y lo que tú llamas “incidente” fue el hurto de un bolso. Un delito, vaya
- No se ponga así, señora abogada. Era un Luisvi, toda una tentación. Seguro que tienen muchos más. Y ya lo devolví
- ¿Un Luisvi, dices? Un bolso de marca que cuesta más de 2500 euros. Y que no te hacía ninguna falta
- Es usted muy exagerada. Yo creía que pagaría una multa y ya está
- Ya dijo la fiscal que no te ofrecía pena de multa, sino trabajos en beneficio de la comunidad, a ver si aprendías algo. Y, visto lo visto, tenía razón
- ¿Y qué he de hacer, entonces? ¿trabajar gratis en la tienda? ¿No pretenderán…que la limpie?
Como abogada de oficio, he tenido que bregar con muchos delincuentes, pero Marita ha sido una de las que más me enervaba. Aquellos aires de marquesa, aquella falta de ética y su forma de tratarme me sacaban de quicio. Me costó entender que no tuviera un abogado particular, pero sus padres dijeron, y con razón, que estaban hartos de sacar las castañas del fuego a su hija, y me cayó aquella niñata en suerte. O, más bien, en desgracia.
Le expliqué, con toda la paciencia de que fui capaz, en qué consistían los trabajos en beneficio de la comunidad, y que no sería como esas famosas que salían en las revistas barriendo la calle con un modelito glamuroso. Le dije que tenía que presentarse en la Cruz Roja donde le asignarían una tarea que, con suerte, sería como la que hacían los voluntarios. Y añadí que, por la dirección que ponía, probablemente tendría que trabajar con migrantes ese verano.
- ¿Queeé? -me preguntó, abriendo mucho sus ojos perfectamente maquillados- No puede ser. En verano voy a la urbanización de mi madrina. Es muy exclusiva y va lo mejor de la sociedad. No puedo fallarle, ya me he hecho las uñas y las mechas y todo. Además ¿qué pensarán de mi si saben que he estado atendiendo a …migrantes?
Respiré hondo. Si le contestaba lo que me pedía el cuerpo, a buen seguro me abrirían expediente en el Colegio de Abogados por insultar a una cliente, y con razón. Conté hasta diez
- Bueno, hay otra opción
- Menos mal
- Puedes cumplir la pena en la cárcel.
No volví a saber de Marita en casi dos años, así que supuse que todo iba bien. Hasta que recibí una llamada suya y me saltaron las alertas. Me pedía cita para esa misma tarde, y decía que era urgente. Supuse que sería el único rato que tendría libre en su apretada agenda social.
Cuando llegó, me costó reconocerla. No quedaba ni rastro de sus uñas y sus pestañas postizas. Había cambiado sus mechas onduladas por una sencilla colete y su bolso de marca por una mochila. Todavía llevaba un chaleco de la Cruz Roja, que se quitó al sentarse en mi despacho
- ¿Aun no has acabado de cumplir los TBC?
- Sí, sí. Terminé hace casi un año. Pero me he quedado de voluntaria
Abrí tanto los ojos como ella cuando, en su día, le dije a ella que tenía que trabajar con migrantes
- Creía que iba a ser una experiencia terrible, pero es lo mejor que me ha pasado en la vida. Nada más llegar, me tocó ir a ayudar tras el naufragio de una patera. Había niños muertos de la misma edad que mis sobrinas, y una mujer embarazada de ocho meses se murió en mis brazos. Me di cuenta de lo difícil que deben tenerlo estas personas para arriesgarlo todo en un viaje tan horrible. Y lloré, lloré muchísimo
- Te dieron lástima, claro
- Pues sí. Pero más lástima sentí de mí misma. Me avergonzaba no solo de robar esa mierda de bolso, sino de la vida que he llevado hasta ahora, viviendo a cuerpo de reina y quejándome siempre de tonterías. Me costó mucho contárselo a mis compañeras, voluntarias de verdad, no como yo, pero lo hice
- ¿Y?
- Y me acogieron como si nada. Es admirable lo que hacen. En el tiempo que estive allí, atendimos a los supervivientes de varias pateras. Una de mis compañeras todavía está en el hospital porque se lanzó al agua y estivo a punto de ahogarse. Por eso decidí quedarme
- Y ¿venías a contármelo?
- No. Venía a pedirle que me arregle los papeles y el tema de los antecedentes penales. Tengo previsto irme a África con una ONG para estar de voluntaria dos años como mínimo. Y salgo en dos meses. No puedo perder esta oportunidad. Por favor. Le pagaré lo que sea.
Pocas veces me he empleado tan a fondo para conseguir algo como abogada. Sin cobrar, por supuesto








