No-vacaciones: antología del disparate


vacaciones frustradas

 

Las vacaciones son un tema jugoso para el cine, el teatro o la literatura. La filmoteca está llena de obras que plasman vacaciones de diversas personas, ya se trate de princesas -Vacaciones en Roma- , de familias numerosas –12 fuera de casa-, de aspirantes a estrellas –Camp rock-. adolescentes –La tropa de Beverly Hills-, hermanas gemelas ansiosas de encontrarse –Tu a Boston, yo a California– aspirantes a encontrar el amor –Mi chica– o algo más que el amor –Dirty Dancing– o, por supuesto, pandilla inolvidable antes de saber que iba a serlo –Verano azul-. Hasta Los Picapiedra se iban de vacaciones aunque fueran Vacaciones frustradas. Aunque no olvidemos que también el verano ha sido el telón de fondo de algunas de nuestras más terroríficas pesadillas cinematográficas, como que se te aparezca un Tiburón o que susurren que Sé lo que hicisteis el último verano, sea Viernes 13 o no.

En nuestro teatro, como no podía ser de otra manera, venimos teniendo vacaciones cada año, e incluso dedicándoles más de un estreno. Pero hay que reconocer que las de este año están más cerca de las películas de terror que de las almibaradas vacaciones familiares que tanto hemos visto en la tele. Y es que entre el covid19 y la tendencia al más difícil todavía propio de Toguilandia, logramos unos resultados al lado de los que el teatro del absurdo se queda en nada. Veamos si no.

En pleno confinamiento, cuando empezábamos a vislumbrar el desastre que se nos venía encima, se tomó una decisión que nos pillo con el pie cambiado. Se iba a habilitar el mes de agosto, supuestamente para recuperar el tiempo perdido, como si fuéramos niños que han suspendido y se ven obligados a estudiar en verano para los exámenes de septiembre. Después de gritar hasta desgañitarnos en redes sociales, medios de comunicación y donde fuera posible, se rebajó el castigo y se decidió que solo serían hábiles del día 11 en adelante. Como si fuéramos críos a los que bastara quitarse la toga y ponerse el bañador para disfrutar de unas merecidas vacaciones.

Si alguien no frecuenta mucho Toguilandia, podría pensar, a primera vista, de que la medida no está mal. Se habilita agosto para recuperar el tiempo perdido y que la ciudadanía no vea demorado por más tiempo el ejercicio de sus derechos. Pero la cosa no es tan sencilla. Y eso por varias razones. La primera sería la que atañe a la propia judicatura- Porque, como es imposible dejar sin vacaciones a un trabajador por cuenta ajena -que eso somos-, lo lógico sería pensar que esa medida vendría acompañada de sustitutos que celebrarían mientras el titular no está. ¿Verdad? Pues de eso nada. Así que, como siempre, pan para hoy y hambre para mañana, porque si el juez vacaciona en septiembre, señalará en agosto y no lo hará en septiembre, y viceversa. Y no habremos adelantado nada. Si a eso le sumamos todo el personal de juzgados, incluidos lajs y fiscales, a quienes el ritmo de señalamientos determina las vacaciones, el absurdo se vuelve esperpento.

Pues bien, tal vez porque se dieron cuenta e esto  o tal vez porque vieron la luz como la Carolyn de Poltergeist, el Consejo General del Poder Judicial decidió tomar cartas en el asunto con una decisión peculiar, por decirlo de algún modo. Les dice a los jueces y juezas que, a pesar de ser hábil agosto, no señalen nada. ¿Perdón? ¿Esto en serio? Pues parece que iba en serio, aunque no fuera muy serio.

Además de lo extravagante de la situación, entra en marcha el factor tiempo. Cuando dicen tal cosa, hay quien ya tienen cerrada la agenda de señalamientos, y concedidas las vacaciones suyas y las de los que le siguen como fichas de dominó. No olvidemos que en muchos sitios, organizar las vacaciones es como la partida de más alto nivel de Tetris. De eso sabemos mucho en Fiscalía, cualquier compi puede atestiguarlo. Así que ahí se quedan los señalamientos, fijados antes del consejo del Consejo -ya solo decirlo da risa- y que salga el sol por donde quiera. Por Antequera, o por cualquier otro sitio.

Y seguro que leyendo todo esto, más de un compañero y compañera de las necesarias profesiones de la Abogacía y la Procuradoría se están acordando de mis ancestros. Tranquilos, no os olvido. Pero lo vuestro es tan gordo que lo dejo para el final, que conviene ir poco a poco. Vaya por delante que ante todas estas noticias, sé de buena tinta que el consumo de ansiolíticos, tila, valeriana y cualquier otro dapaz entre entre estas profesiones se ha multiplicado. Y no es para menos. Salvo, claro está despachos con peso suficiente como para poder turnar las vacaciones. O sea los más grandes despachos, que son los menos, aunque sena muy visibles.

Pero prosigamos con el despropósito. Llegado el mes de julio, alguien cae en que esto es una verdadera barbaridad, y decide dar marcha atrás. Deshabilitamos agosto, y listo. Y que se apañen quienes ya se habían organizado. Pero ni por esas, porque los trámites parlamentarios son los que son y, aunque lo aprueba el Congreso, falta que pase por el Senado…que ya está de vacaciones. Con lo cual se aplaza a septiembre, lo que implica que una ley que inhabilita la habilitación de agosto -precioso trabalenguas- será aprobada en septiembre. O sea, a toro pasado, cuando ya no sirve para nada.

Esto, además de un despropósito, puede producir graves efectos. Imaginemos que, por cualquier razón, la ley no aprueba en su paso por el Senado ¿Qué pasa con los actos realizados al amparo de la misma? Y si es al contrario, ¿qué pasa? Si se inhabilita lo que estaba habilitado, ¿se podría reclamar por los perjuicios por su no aplicación? ¿Devengaría intereses de algún tipo? ¿O se podría pedir la nulidad de los actos amparados en esa habilitación? En fin, un galimatías que todavía empeora más las cosas. De ser eso posible, claro.

Y ojo, que hasta aquí solo hemos hablado de señalamientos que, al fin y al cabo, se conocen con cierto tiempo, aunque hagan que se evacue el traslado en las muelas de quien señala, por decirlo de un modo fino. Pero la segunda parte todavía es peor, especialmente para letrados y letradas, procuradores y procuradoras. Hablo de los plazos, la pesadilla del jurista. De poco sirven habilitaciones y deshabilitaciones, consejos del consejo y demás zarandajas mientras el reloj sigue marcando su tic tac como si fuera una bomba con temporizador.

El resultado es zozobra para la ciudadanía, un desconcierto para Jueces, fiscales. Lajs y personal de juzgados, y el desastre más absoluto para abogacía y procuradoría que se ven, de facto, privados de un mínimo disfrute vacacional cuando más lo necesita todo el mundo. Y lo peor de todo es que este desastre para ellos no supone un beneficio para nadie, porque sin más medios, tanto da que se habilite agosto. ¿O acaso tiene sentido que se obligue a interponer un recurso en agosto si no hay juez para resolverlo?

Así que ánimo. Hoy el aplauso lo daré a todos los habitantes de Toguilandia pero un abrazo especial para Abogacía y Procuradoría. Ya vendrán tiempos mejores. Es la única esperanza que nos cabe,

 

 

 

1 comentario en “No-vacaciones: antología del disparate

  1. Nos quejamos de vicio, En ek enciero de Marzo, Abril y Mayo, continué trabajando: Recibiendo notificaciones de los procedimiento Sumarios, presentado escritos por asuntos de violencia sobre la mujer y un largo etc…, Lo único, que la labor fue relajada al no patear las sedes judiciales ni los Salones de Notificaciones. Como de vacaciones no me voy ni tampoco salgo de terrazas ni de ocio nocturno tampoco reuniones familiarles o con amigos, el planazo será estar arrestada en mi casa – despacho como en los meses antes mencionados y únicamente salir para la COMPRA y a pasear por el campo, ya que el TRABAJO ES SALUD y los contagios vienen más por las actividades de ocio.

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