Anglicismos: oh yeah


 

angliscismo

Nuestra cultura audiovisual es, fundamentalmente, anglosajona. Quizás por eso alternamos el castizo término “película” por el más internacional de “film”, o su castellanización “filme”. Pero esos no son las únicas señales de que, a veces, creemos que por referirnos a algo en inglés somos más in, más cool o estamos más on, que no se diga. Hay muchas películas que se han dado a conocer por su nombre anglosajón, aunque tengan una perfecta traducción al castellano. Y no es cosa e ahora. Love Story, Grease o West Side Story se conocen por sus títulos originales, aunque perfectamente pudieran traducirse por “Historia de amor”, “Brillantina” o “Historia del West Side” –o incluso del lado oeste-. Cosas de The artists, que son así.

En nuestro teatro podría decirse que penetró más el latín que otros idiomas, pero no es del todo cierto. Aunque los latinajos siguen estando ahí, no podemos evitar el uso de barbarismos  como ya vimos en un estreno anterior. Pero, aunque no lo creamos, son tantos, que merecían una nueva oportunidad. Especialmente, tras la llegada de la pandemia.

Es posible que alguien piense que la pandemia no tiene demasiada influencia en el lenguaje jurídico , pero aquí estoy yo dispuesta a demostrar lo contrario. Veremos si lo consigo

Pensemos. ¿Cuál ha sido uno de los términos más utilizadas en estos día? Sin duda alguna, “la Covid19” –que no el Covid19- que sigue en boca de todo el mundo. Ese vocablo, aunque alguna política de pro pensara que se  refería al coronavirus del mes de diciemebre de 2019, por la “d” y el número, no es sino una abreviatura del término inglés que describe la enfermedad que produce el coronavirus. La famosa “d” no se refiere al ultimo mes del año sino a la palabra anglosajona “desease”, que significa enfermedad. Incluso se emplea el orden propio de esa lengua, en que, a diferencia del castellano, el sustantivo es o que va en último lugar. Precisamente por eso se ha de nombrar en femenino, no porque haya ninguna conspiración para culparnos a las mujeres, por una vez y sin que sirva de precedente. El virus, sin embargo, es masculino, por muy coronado que sea. Y, aunque no habría pega en llamarle por su nombre español, hemos convenido hacerlo por el inglés. Tal vez para ser más cool, o tal vez para usar el mismo nombre en todo el mundo. O una mezcla de ambos.

Además, si hay una palabra que ha venido con fuerza al tiempo que el maldito bicho, esa es la de webinar. Durante el confinamiento hemos hecho webinar con el mismo entusiasmo que pan, y con la misma insistencia que hemos comprado papel higiénico. La webinar (¿o el webinar?) no es otra cosa que una conferencia, exposición o mesa redonda que se realiza por medios digitales. O sea, lo que llamamos on line, otro anglicismo usado hasta la saciedad y que en más de una ocasión se traduce por “en línea”, algo que tiene poco sentido en nuestra lengua. Lo suyo sería hablar de videoconferencia , pero es que el término ya estaba cogido, para aludir más a la forma que al fondo. Y a una forma, por cierto, que nos sigue dando más de un problema. No obstante, seguro que con un poco de imaginación dábamos con una palabra mucho más castiza y bonita que ese extraño “webinar”, que igual vale para hablar del censo enfitéutico que del mejor modo de colocar el papel pintado en la pared.

No obstante, podría pensarse que antes de la pandemia no utilizábamos términos ajenos, pero nos engañaríamos. Los préstamos lingüísticos vienen de antiguo, a veces por la simple creencia de que se es más esnob, o más sofisticado. Quedamos en el hall, cuando podríamos hacerlo en el atrio, el recibidor o, sencillamente, la entrada. Hacemos cursos on line o presenciales, y en estos nunca falta un cofee break en vez de la pausa café de toda la vida. Sin embargo, si es digital, nos preocupamos por el feedback, es decir, por la reacción de las personas. Además, para solucionar los problemas de espacio, echamos mano de un local de coworking, y compartimos gastos. Fifty fifty, vaya. Y, si no decimos todas esas cosas, parece que estemos out.

Incluso  algunos ámbitos del Derecho se han impregnado de estos anglicismos. En Derecho Laboral se habla de mini Jobs, o de trabajos low cost, aunque esto de low cost, lo que venía siendo “barato” de toda la vida, igual vale para un roto que para un descosido. Así que lo podemos usar a full.

Por supuesto, también necesitamos optimizar nuestro tiempo y nuestro descanso. Para lo primero, nada como un coach que nos enseñe a administrar y administrarnos. Y para lo segundo, unas buenas sesiones de mindfullness, y arreglado. Que es como meditar, pero en fino. Y por supuesto, con un buen personal training

Y es que hasta a las mascarillas llega la anglosajonizacion. Se llaman por su nombre español, aunque en otros países se usa la traducción literal de “tapabocas”, pero hay que tener cuidado que nos desdigan de nuestro outfit, o estropeen nuestro look. Hasta ahí podiamos llegar.

Y hasta aquí el estreno de hoy. El aplauso, para quienes están alertas en el buen uso de la lengua, que es bien necesario. Aunque haya quien prefiera decir on fire –por cierto, los subtítulos de televisión lo tradujeron como “en fuego”-, demostrando que es lo que hay.

 

 

 

3 comentarios en “Anglicismos: oh yeah

  1. Aquí – en Gran Canaria – tenemos unos “Anglicismos” muy apropiados para estos momentos de “hermandad con los británicos” –

    Al primero que venga se le puede ofrecer un buen “Queque” con unas “Quineguas con mojo”…mucho mojo picón de la “Fokimadre” a ver si el “Choni” va sin “Chuzos” para la “Chercha”.

    En definitiva… lo del “Carbullón” lo dejamos para otro siglo en que tengamos “pasafrend” más “Japys” que esta manada de “Webones” y “Biutifulpipol”

    Le gusta a 1 persona

  2. Pingback: OBSERVATORIO DE LA ANGLICANIZACIÓN – Defensa del idioma

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s