Los premios forman parte de la historia del mundo del espectáculo. Los Oscar, los Tony, los César, los Goya, los Grammy , la Palma de Oro, la Concha de Oro y un largo etcètera convierten a la alfombra roja en parte indisoluble de él. Con sus vestidos, sus reivindicaciones y lo que se presente, es difícil pensar en este mundo sin relacionarlo con El Premio. El que se obtuvo, o el que no se consiguió. Porque no siempre se gana.
Hoy no vamos a dedicar el estreno a nuestros propios premios, los que se dan en Toguilandia, que ya tuvieron su propio estreno cuando hablamos de raimundas merecidas o inmerecidas. Hoy voy a hacer de nuevo un ejercicio de umbralismo y dedicárselo no a la Justicia en general sino a este universo toguitaconado en particular, al propio blog. Y como, una vez más, puedo elegir adoptar mi papel de voz en off, voy a ello.
Este 17 de mayo se celebró la gala de los Premios 20 Blogs, con los que “20 minutos” galardona a aquellos blogs que le parecen mejores en el universo de las redes. Y hete aquí que entre los finalistas estaba Con Mi Toga y Mis Tacones, para gran alegría de su toguitaconada autora que, por una vez y sin que sirva de precedente, se quitó la toga y se encaminó, subida a sus tacones, a la gala, con su bolsito de mano repleto de ilusión y los dedos cruzados hasta que le salieron calambres.
No hubo suerte. O no, al menos, la suerte de ganar uno de los premios, aunque la suerte tiene muchas caras y pude disfrutar de varias de ellas. La suerte y la calidad de los finalistas hizo que los premios recayeran sobre otros, a los que felicito sinceramente, y que se pueden leer en las noticias publicadas al respecto.
Pero, como decía, la suerte tiene muchas caras, y yo disfruté de varias de ellas. En primer término, del lujo de estar allí, con mi pelo recién peluqueriado y mi inseparable maletita de flores –fui directamente desde el AVE- Porque la gala fue un fiestón. Cargos públicos, personalidades, famosos y famosas allí reunidos con el solo objeto de premiar el esfuerzo de unos cuantos chalados a quienes un día nos dio por abrir un blog, y muchos más días por seguir adelante con él con el fin de transmitir algo. Disfrutamos además de la magia, y no solo en sentido figurado, sino en sentido literal, con un conocido mago que hizo más mágica la noche, valga la redundancia.
No obstante, eso no fue lo más mágico, ni la parte más importante de la suerte a la que me refería. Lo mejor llegaba desde antes, en forma de mensajes de ánimo, de aliento, de apoyo, de cariño y de reconocimiento a esta bloguera y a su bitácora. La cantidad de personas y colectivos que me decían lo que les gustaba, que les parecía que merecía el premio y que se alegrarían mucho si lo ganara. Mensajes amables que le dan a una un chute de ilusión extra y combustible suficiente para seguir adelante hasta el infinito y más allá. Por supuesto, como no todo es perfecto y una no puede confundir las gafas de vista con las de color rosa, también se notan las ausencias, pero ni siquiera eso es negativo. De todo se aprende. Y pensar en la cantidad de gente que, al otro lado de sus pantallas, estaba pendiente de cómo nos iba al blog y a mí, compensa más que de sobra.
Y como no solo de redes vive la bloguera, también tuve mis toguitaconers en vivo y en directo. En quien me acompañó a la gala y quien, dispuesta a acompañarme pero imposibilitada de hacerlo por cuestiones de aforo, esperó pacientemente a que acabara para echarnos unas risas y unos brindis. Otra faceta maravillosa de mi poliédrica suerte.
Por supuesto, me hubiera encantado ganar. No soy demasiado amiga de eso de que lo importante sea participar. En cualquier competición hay que poner toda la carne en el asador para ganar, y lo que hay que aprender es a saber perder. Ser una buena perdedora es otra forma de ganar. Y, en mi caso, reconozco que haber logrado que un blog de Derecho –no sé si atreverme a llamarle “jurídico”- se haya colado en una final de blogs de todos los temas, ya era un triunfo. Algo así como la confirmación que, como me empeño en demostrar cada martes y cada viernes, el Derecho no tiene por qué ser aburrido, ni poco interesante, ni siquiera para legos. Solo me falta convencer a mis hijas de eso para rematar la faena.
Así que hoy, mi aplauso toguitaconado es doble. Por un lado, para quienes idearon la iniciativa y organizaron la gala –canapés incluidos, que nadie se crea que no-. Y otro aplauso inmenso para quienes desde antes, en persona o desde sus casas estabais allí conmigo. Como diría Lina Morgan, solamente puedo decir, gracias por venir.
PD .Preparaos, que al año que viene volveré a intentarlo. Y esta vez sí que sí.
Enhorabuena, porque ser nominada ya es un premio. Y a por el siguiente!!!
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El mejor premio nos lo llevamos nosotr@s…el de leerte.
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Muy orgullosa de que estés en el top 20!!!!! pero a veces el reconocimiento es suficiente más incluso que ganar un premio. Tus lectores somos los que nos llevamos el premio gordo con tus reflexiones y el placer de poder leerte… Besos
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Muchas gracias 😊
Comentarios como este son el verdadero premio
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