
Es bueno conservar las tradiciones. Siempre que las tradiciones sean buenas. Y no cabe duda de que la de celebrar los aniversarios lo es. Hay que celebrarlo, se haga al ritmo del Cumpleaños feliz del Parchís de mi infancia, ya convertido en un clásico, al del Feliz feliz en tu día de Los payasos de la tele, otro hit de mi infancia, o al mucho más sensual Happy Birthday Mr President de Marilyn. Porque en los tiempos que corren no andamos sobradas de motivos de celebración y cuando los hay, hemos de aprovecharlo. Que no se diga.
En nuestro teatro estamos de aniversario. Un 18 de julio de 2014 se abría por primera vez el telón de este Gran teatro de la Justicia y desde entonces ha acudido fiel a su cita dos veces por semana, haga frío o calor, en vacaciones o en tiempo de trabajo, esté triste o esté contenta esta humilde toguitaconada. Y ahí seguiremos, mientras haya público. Show must go on.
La verdad es que cuando me embarqué en esta aventura no pensé que fuera a durar tanto, ni que me fuera a dar tantas alegrías. Este año, además, estamos de enhorabuena. A las dos nominaciones de años anteriores, hay que sumar el premio al mejor blog en categoría personal en los premios 20 blogs, por conseguidos. Ya dice el refrán que a la tercera va la vencida. Y es que a mí a persistente no me ganan. Eso que algunos llamarían “pesada” y que mi madre me decía que no era pesadez sino tenacidad. Y a una madre no hay que contradecirla.
Blog en ristre, hemos compartido todo tipo de acontecimientos, en Toguilandia y fuera de ella, aunque todo lo que pase en el exterior repercute en nuestro teatro. Hemos repetido hasta la saciedad -y lo que te rondaré, morena- los problemas derivados de la falta de medios, los avatares de las leyes que han ido promulgándose y derogándose y de sentencias de todos los colores, los cambios en nuestro modo de trabajar y hemos seguido casos mediáticos por uno u otro motivo. Nos hemos hecho eco de acontecimientos judiciales como la tan peleada derogación de las tasas para las personas físicas o la llegada a la cúpula de la Fiscalía General del Estado de una mujer, seguida de dos más, aunque la carrera hermana no nos da todavía ese gusto. Seguimos con perplejidad no exenta de disgusto -por no llamarlo de otro modo- la fosilización de un Consejo General del Poder Judicial que ya lleva tres años de prestado y que no sabemos si se prolongará otro cumpletogas más. Y, por supuesto, no he olvidado aromatizarlo con buenas dosis de anécdotas, que un poco de humor siempre viene bien en nuestro mundo de togas negras y cortinajes de terciopelo.
El mundo exterior tampoco nos lo ha puesto fácil. Quién nos iba a decir en aquel ya lejano 2014 que íbamos a vivir cosas tan impensables como una pandemia, una guerra o la erupción de un volcán. Porque lo de la crisis y la inflación siempre es más previsibles, aunque no lo sean tanto las causas. Eso sí, no descartemos la invasión extraterrestre o el apocalipsis zombi porque, visto lo visto, no hay que descartar nada. A mí, la verdad, que me pille bailando. Y pudiéndolo contar por aquí, que no es poca cosa lo de tener dos citas semanales con desconocidas y desconocidos que ya forman parte de mi vida.
En todo este tiempo han pasado cosas muy hermosas de las que dejé constancia en los tacones. Reconocimientos y otras alegrías que me gusta compartir con la gente que quiero, porque creo que la felicidad compartida es más felicidad. Me quedo con eso, y también con los abrazos que han ido apareciendo de personas de cuya existencia no tenía ni idea. Y, por supuesto, con esa pregunta que se ha convertido en otro cásico: Ah, pero ¿tú eres la de los tacones?
No me olvido de quienes se marcharon, y que también dejaron su impronta en las funciones de nuestro teatro. Ya han pasado a formar parte de él, y lo seguirán siendo por siempre.
Pero que no se hagan ilusiones mis trolls y haters, que haberlos haylos, porque esto no es una despedida. Aquí seguiré después de estos ocho años, que ya dice ese refranero del que tanto echo mano que con esto y un bizcocho hasta mañana a las ocho. O a las nueve, o a las diez, o a la hora que sea. Mi toga y mis tacones continuarán con sus dos estrenos semanales, con sus momentazos y sus libros, y sus artículos y sus microrrelatos mientras el cuerpo aguante y haya público que quiera que sigan. Y para ese público fiel es, precisamente, el aplauso de hoy. No os doy miles de gracias, sino infinitas.
Y que cumplas muchos más !!!!! 👏👏👏👏
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