Ya sabemos que lo que ocurre en juzgados y tribunales es muy atractivo para el mundo del cine y del teatro. Series y películas tienen un verdadero filón con ello. Pero, pese a ello o tal vez por su causa, ya que nuestra cultura audiovisual es fundamentalmente anglosajona, la mayoría de gente conoce a los y las fiscales solo de oídas. Y nos imagina paseando de uno a otro lado de la sala como en Vencedores y vencidos, Presunto inocente, Testigo de cargo, Algunos hombres buenos, El jurado o en series como La fiscal Chase, Juzgado de guardia o Turno de oficio, solo por citar algún ejemplo. Aunque tampoco es infrecuente que se nos ignore olímpicamente.
Estas cosas, las que cuenta la prensa, y alguna más salida directamente de la imaginación, hacen que se tenga una visión distorsionada de la realidad de Toguilandia y en particular, de Fiscalilandia. Ya dedicamos un estreno a la ficción y, aunque también hubo otro -uno de los primeros de nuestro escenario- dedicado a fiscales, hoy he decidido dar un paso más, y agarrarme del hilo que inició en twitter una compañera sobre esas frases que tenemos que escuchar más de una vez.
Las fuentes, como en el Derecho, son variadas, pero vienen principalmente desde dos manantiales: la gente ajena a Toguilandia y los profesionales, con todos los subapartados que se quiera.
Entre las frases a que hacía referencia mi compañera hay varias muy comunes, basadas en el desconocimiento la mayoría de las veces. Hay quien pregunta directamente qué es lo que hace un fiscal, y hay quien da un paso más, y creyéndose en la posesión de la verdad jurídica absoluta por haber visto Perry Mason, La ley de los Angeles, la fiscal Chase o Canción triste de Hill Street -según sus aficiones y su año de nacimiento- te suelta eso de “claro, el fiscal es el que siempre acusa” o, más de colegueo, que eres la mala de los juicios, algo que en su día le dio más de un disgusto a mi madre que, después de verme quemarme las pestañas durante tanto tiempo tenía que vérselas en la panadería con las vecinas que le decían que tanto estudiar para ser la mala de la película.
Por otra parte, el lenguaje no ayuda, y es más que común que la gente piense que nos dedicamos a los impuestos y, si te pillan desprevenida, te pregunten sobre el IVA o te pidan que les hagas la declaración de la renta.
También hay gente que piensa que eso de ser fiscal te convierte en una enciclopedia ambulante de saberes jurídicos. ¿Me recurres esta multa? ¿Tengo que pagar la reforma del ascensor si vivo en el primero y subo andando? ¿He de seguir pagando la pensión si mi hija me ha dicho que mamá tiene novio? O una de mis preferidas ¿se puede desheredar a los hijos como Angela Channing en Falcon Crest?. Ante esto, no queda otra que decir simple y llanamente que no o echar balones fuera, que no siempre es fácil. Contaba un compañero que las veces que visitaba su pueblo natal -una aldea muy pequeña- los vecinos le esperaban haciendo cola para preguntarle sobre todo lo preguntable. Y a ver quien es el guapo que defrauda a un público tan entregado, y más si estaba al lado su madre sacando pecho orgullosa de lo listo que le había salido el zagal.
Confieso que otras veces las preguntas nos hacen enfadar, y hay que contar hasta tres para no lanzar un exabrupto. Eso me ocurrió a mí cuando una amiga, con la mejor de las intenciones, me dijo cuando aprobé: “no te preocupes, ya ascenderás a juez”. O,como contaba mi compañera “¿y no quieres ser juez?”. Y por más que se empeñe una en recitar esa parte de la lay orgánica que dice que jueces y fiscales somos iguales en cargos, honores y tratamientos -a lo que yo suelo añadir que también en sueldo, que se entiende mejor- no es raro que se te queden mirando con cara de poca convicción, como diciendo «pobrecilla, se consuela con cualquier cosa»
No nos conocen. Hasta el punto de que en juicios el justiciable no sabe como dirigirse a nosotros, y te sueltan un “señoría, perdón, fiscal” o directamente te llaman señorita, majestad o cualquier otra cosa. En una ocasión, en una entrega de medallas, el speaker, que tenía que anunciar las de un juez y una fiscal, dijo “miembros de poder judicial y del poder fiscal”. Y yo me sentí más poderosa que nunca, por supuesto.
Fuera de la sala la cosa no pinta mejor, y es habitual que alguien te suelte eso de que no pareces fiscal, no tienes pinta de fiscal o, mejor aún, que “eres muy normal”, como si ser fiscal implicara ser extraterrestre. Y oye,llevaremos toga, pero ni somos verdes ni tenemos antenitas.
Pero no todo viene de fuera de Toguilandia. En nuestro propio escenario también oímos cosas curiosas, por decirlo de algún modo. Cuando llegué junto con dos compañeras a mi primer destino, alguien espetó, medio en broma medio en serio, que habían pedido fiscales, no niñas. Por no hablar de las relaciones con la carrera hermana, sobre todo si hay un juicio largo de por medio : venga, aprecia una eximente/atenuante/menor entidad, que son 7 tomos y 15 testigos citados… Pero, al final de la corrida, se aprecia cuando se tiene que apreciar, y eso lo sabemos y aplicamos tanto jueces como fiscales.
Y es que las conformidades dan mucho de sí. Frases como “Qué me ofreces”, “anda, bájame la pena en grado”, “bájame la cuota diaria de multa a 2 euros, que tus compañeros lo hacen” o “tus compañeros me piden menos” son muy frecuentes. A veces pienso que algunos Letrados hacen la pregunta trampa, poniéndonos de cebo al compañero o compañera cuyo nombre no facilitan pero que, según él, seguro que la bajaría. Un compi me dice que más de una vez ha respondido que eso no era el Corte Inglés ni estaban de rebajas, y otra que, simplemente, ha tenido mala suerte porque “le he tocado yo”. Aunque hay quien es todavía más directo y te dice eso de “¿no me va a retirar la acusación?”. Y ojo, que no se me tome como una crítica, que respeto mucho que hagan todo lo que puedan por sus clientes, que algunos son para darles de comer aparte, como el que en una vista de conformidad, tras una paciente conversación con su letrado, le deja a los pies de los caballos diciendo “yo no he sido, pero me conformo si me da la suspensión”.
Eso sí, los investigados o ya acusados no son tan finos con la fiscalía, que por algo debemos ser su enemigo natural. Un compañero oyó como uno se refería a él diciendo “¿el niñato h d p me ha pedido prisión?” y yo oí en la puerta como se referían en similares términos a mi persona los familiares del ya preso preventivo. A veces, se les escapa un “pero, muchacha” o directamente como “eh, rubia”.
Pero sin duda entre mis respuestas favoritas está la de un letrado que, a la habitual pregunta del auxilio judicial sobre “si quieren hablar con el fiscal” dijo: sí, pero de esto , no. También es buena la de “por favor, háblame de tú”, cuando una lleva media hora hablando de usted, y es que lo del tratamiento siempre tiene su aquel.
Por último, acabaré con un clásico, oído de cualquiera a quien no le guste una decisión nuestra. Claro, como obedecéis órdenes del Gobierno. A lo que yo suelo responder que esperen un momento, que me llama el presidente para decirme que ropa he de ponerme. Y qué tacones ,por descontado.
En cuanto al aplauso, es obvio. Hoy va dedicado a la inspiradora de este estreno y a todos los compis que han aportado en él. Mil gracias otra vez.
Y un aviso extra. Prometo volver con frases que les dicen a jueces/abogados/LAJs/funcionarios/abogados/procuradores… y a quien quiera contármelas. Espero ansiosa vuestras aportaciones.
Nos falta mucha educación y un poquito de cultura (o un mucho). Madre mía cómo vamos!!
Besicos muchos.
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Reblogueó esto en Meneandoneuronas – Brainstorm.
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Pingback: #JuecesON: lo que han de oir | Con mi toga y mis tacones
Buenas tardes:
Me encanta las entradas de «frases que oímos/nos dicen». Como procuradora puedo facilitarte unas cuantas. Nuestra figura también es bastante desconocida, y la mayoría de veces que llamo a un cliente tengo que explicarle en que consiste y nuestras funciones.
Algunas de las frases que me han dicho clientes son:
– ¡Qué trabajo tan «chuli» tienes! Te dedicas a acompañar a la gente al Juzgado a hacer los apud actas «esos» ( en la zona de Almería es muy común terminar las frases con «esos/as»).
– ¿Tú te dedicas a los papeles? ¿No?
– ¡Qué lista eres! Te has «tirado» a lo fácil. Lo del papeleo lo puede hacer cualquiera, hasta yo ( a ese cliente le mostré una Diligencia de Ordenación y le pedí que si tan fácil era me explicara en lenguaje coloquial que decía. Obviamente no entendió nada).
-Eres como la secretaria del abogado, para que nos entendamos.
-Pero tú eres «menos», no has estudiado la carrera de abogado.
-Tú porque te pones la toga si no hablas en los juicios.
Y por supuesto, quedar con un cliente a las 10:00 am, que te llame a las 9:00 porque se encuentra en la puerta, le digas que habíais quedado a las 10:00 y que hasta esa hora no puedes y te conteste: ¿Pero no deberías estar toda la mañana en el Juzgado?
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Con tu permiso, voy a usarlas en un ppst
Te citaré, por supuesto
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