Diminutivos: algo pequeñito


              Hay un dicho popular según el cual los buenos perfumes se guardan en envases pequeños. A lo que siempre hay alguien que responde que el veneno también. Pero, sea como sea, las miniaturas siempre han tenido su sitio en el cine y el resto de artes. Todavía recuerdo la serie de televisión titulada Los diminutos, la serie y la película dedicada a Los Pitufos u otros títulos como El caso de la mujer asesinadita. Sin olvidar, claro está a nuestro representante de hace unos años en Eurovisión que hace unos años lo fue con el tema “Algo Pequeñito”. Y es que, en ocasiones, menos es más.

              En nuestro teatro también hay espacio para las cosas pequeñas. Algunas, porque lo son por naturaleza. Otras, porque no conseguimos que sean mayores, como ocurre con nuestros medios personales y materiales, que ya quisiéramos que fueran muchos y muy grandes. Pero nos tenemos que conformar con nuestros despachitos, con lo que contenga. Y gracias

              En cuanto a esas cosas de las que hablamos directamente en diminutivo, encontramos algunas como las “vistillas”, nombre genérico que se da a aquellas diligencias que se celebran e vista pública pero no son juicios o vistas estrictamente, como las comparecencias de prisión o de medidas cautelares.

              Otro de los diminutivos que yo, al menos, uso mucho, es el de “levitos” para referirme a los delitos leves. Lo cierto es que es un término que adopté desde que dediqué un estreno a la despedida de sus antecesores, los juicios de faltas y dar la bienvenida a los nuevos juicios. Había también quien proponía llamarlos delititos, y, aunque ha prosperado menos, me parece un nombre precioso.

              También usamos con cierta frecuencia, al menos en el ámbito de fiscalía, el término “informito”, también referido a aquello que sin ser un informe exactamente, hemo de hacer para dar cuenta de algo o explicar alguna cosa. Sobre todo, si es otro compañero o compañera quien va a acudir a la vista de que se trate.

              Otra de esas cosas de las que en Fiscalía -creo que también en otros ámbitos- se habla en términos diminutivos son dos de nuestras pesadillas: los estadillos y las planillas. Por los primeros se nos obliga a hacer la estadística mensual, a pesar de que se supone que está todo registrado, las segundas reproducen el reparto de trabajo, que más de un disgusto no ha dado.

Eso sí, no nos liemos, que hay cosas que parecen diminutivos y no lo son. Las puntillas de nuestras puñetas no son, desde luego, el diminutivo de puntas. Solo faltaba

              Por otra parte, también hay algunos conceptos jurídicos que, aunque no se usan en diminutivo, si que suponen una reducción, como el caso de las eximentes incompletas o semieximentes, o la “media pena” o prórroga de la prisión preventiva hasta la mitad de la pena impuesta en la sentencia que aun no es firme

              No obstante, los diminutivos que más me gustan son aquellos con los que se pretende que algo que cuesta mucho o tiene mucha importancia no sea para tanto. Como hacía una tía mía, cuya dieta para adelgazar consistía en referirse a los alientos en diminutivo, tuvieran el tamaño que tuvieran. Así que se comía “una puntita” de pan, “un platito” de pasta o “un trocito” de chocolate. Y, claro está, adelgazar no adelgazaba, pero tampoco perdía el buen humor. Vaya lo uno por lo otro.

              Pues bien, a esta especie responden cosas como “es un escritito de nada”, “tienes un recursito para contestar” o mi preferida, “esto te cuesta un momentito”

              Porque el momentito es una nueva unidad de tiempo que mucha gente no conoce y que tiene unas características especiales. El momentito puede durar 5 minutos, o 5 horas, según los casos. Cuando alguien te pregunta si tienes un momentito para una consulta, suele ser un período de tiempo largo. Cuando, sin embargo, te dicen que eso lo solucionas en un momentito, suele llevar consigo una< exigencia de que el tiempo sea lo más reducido posible. El momentito es elástico y subjetivo, y depende de quien lo da y quien lo pide, Pero siempre suele salir alguien perjudicado. Así que cuidado.

              Y hasta aquí, el post de hoy. Esta fiscalita pide el aplauso, grande o pequeñito, para quienes en el día a día me dan estas ideas. Sin sus aportaciones, no habría estrenos en nuestro teatro.

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