
Hace un tiempo iniciamos una sección que sale a la luz de vez en cuando dedicada a juegos en versión toguitaconada. Y hoy quería invitaros a jugar a algo que todo el mundo ha hecho alguna vez, para distraerse en días de lluvia, en esos viajes largos en coche que nunca se acababan, o, simplemente, cuando se tenía ganas de pasar un buen rato sin más.
El juego es sencillo. Empezar una frase con “si fuera…” y jugar añadiendo cualquier cosa y buscando, obviamente, una respuesta más o menos ingeniosa según la gracia de quien la dé. Y hoy vamos a jugar a eso en nuestro teatro. Y, por supuesto, con elementos propios de nuestro escenario y espero que a la altura del mismo. De eso dependerá el aplauso final. Allá vamos.
Empezaremos con lo fácil. Si fuera una tragedia ¿qué sería? Pues evidentemente, un asunto de violencia de género de esos que nos ponen los pelos como escarpias, esos inexplicables casos de violencia vicaria que siembran el dolor no en una sino en muchas familias.
Sin embargo, si fuera una comedia, tampoco tendría dudas. Sería, a buen seguro, uno de esos juicios de faltas de antaño que tanto nos hicieron reír, esas riñas de vecinas que se tiran la lejía a la ropa recién tendida como arma arrojadiza o gritan por el hueco de la escalera que la otra es una cochina porque no se lava la faja o una fresca porque tiene tangas de todos los colores y lencería picante. Una comedia a caballo entre Almódovar y Berlanga.
¿Y si fuera un documental? Pues por la seriedad del tema y del tratamiento, me vienen a la cabeza esos juicios de materia económica en que hay muchas cifras y poco morbo, mucho documento y poco testigo. Aunque la verdad es que también cabrían algunos juicios contencioso-administrativos sobre materias más difíciles que lucidas.
Por supuesto, si fuera comedia romántica, nos remitiríamos de inmediato al Derecho de Familia, aunque cometeríamos un error. El Derecho de Familia trata en gran medida las crisis matrimoniales y análogas, y sus posibles soluciones, y eso más bien puede acabar en un drama tipo La guerra de los Rose que en una comedia romántica del tipo cuando Harry encontró a Sally. Así que, para género rosa, más bien deberíamos acudir al Registro Civil que es donde se tramitan los matrimonios, que luego se celebran allí o en otros lugares como Ayuntamientos o Notarias. Que vivan los novios.
Aunque si hay algo fácil de encontrar en nuestro caso es la repuesta a si fuera una novela negra. Tenemos argumentos para dar y regalar todos los días en nuestros Juzgados de guardia. En estos casos se puede decir sin miedo a equivocarnos que la realidad supera la ficción. De largo.
Muy cerca de esta respuesta es la que daríamos a la pregunta de qué sería si fuera un thriller. Y sería, sin duda, uno de esos asuntos que, aun sin ser muy frecuentes, nunca se olvidan cuando se viven. Pienso en asesinos en serie, por ejemplo, que no solo viven en las películas. En toda mi vida profesional he visto dos, pero lo he visto. Y eso nunca se olvida.
¿Y si fuera un cortometraje? Pues podrán ser los delitos leves, o los acuerdos en diversas materias, incluso los juicios de familia en rebeldía, pero de todas las opciones yo me quedo con las conformidades en Derecho Penal, esos juicios a los que la gente acude pensando que va a asistir al momentazo de su vida y se va en menos de lo que canta un gallo. Esa es, al menos, la impresión con la que acaban algunos testigos si no nos molestamos en explicarles qué ha pasado.
Por supuesto, si fuera una obra de cine comprometido también tenemos varios candidatos. En la lista estarían todos esos juicios donde se ventilan derechos fundamentales, como ocurre en algunos juicios de la jurisdicción social, y también podríamos encajar en este molde los procedimientos relativos a delitos de odio.
Y hasta aquí, este pequeño entretenimiento. Os animo a imaginaros vuestros propios si fuera toguitaconados. Mientras, espero el aplauso, si es que el juego ha sido del gusto del público. Y si no, tomates. Siempre saldrá una buena ensalada
Cuanta verdad y cruda realidad. Gran contenido.
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