
Otro año llega el fin de año, y los acordes de la canción de Mecano ya empiezan a llenarnos la cabeza. Un año más, que ojalá sea el último de esta pandemia que nos está volviendo la vida Del revés. Pero aprovecharé Lo que queda del día para para hacer un repaso del año. No han sido Los mejores años de nuestra vida, pero también ha habido cosas buenas. Y a eso vamos
Nuestro teatro trató de sobrevivir al Covid, a los retrasos que había generado el confinamiento y a los que seguían generando las medidas restrictivas. Y en ello seguimos.
Personalmente, no me puedo quejar, Este año he tenido el inmenso honor de que el trabajo que realizamos en la sección de delitos de odio, que dirijo, sea reconocido con la más alta distinción de las Cortes Valencianas, el premio Guillem Agulló, que valora el trabajo en relación a la lucha por la igualdad y contra los delitos de odio. Un momento que no olvidaré nunca, por más que la pena fuera que la reducción de aforo impidiera que estuviera todo el equipo que cada día están al pie del cañón. Mil gracias por esta ahí.
También otra distinción me llenaba de alegría. El primer premio Malva, que reconoce la lucha por la igualdad y contra la violencia de género, y que otorga la Asociación de Dones Pregressistes de Benimámet. Casi nada.
En lo que afecta a la literatura, 102 mujeres marcaron mi año. La primera de ellas solo una niña, Malika, la protagonista de Els cabells molt rulls mi última novela juvenil destinada, además de a entretener y emocionar, a reflexionar sobre los delitos de odio y la discriminación. Ojalá lo consiga. El libro se estrenaba en la flamante y recuperada feria del libro, que este año fue3, por motivos de la pandemia, en otoño en vez d en primavera.
Las otras 101 mujeres protagonistas de mi año son las protagonistas de mis 101 valencianas frente a mi espejo. una antología de relatos sobre mujeres extraordinarias que vio la luz el día de la Mujer en el ICAV, que nos hizo de anfitrión y de mecenas. Otro de los momentazos a guardar en la memoria.
Pero no solo he publicado libros en solitario. Mis relatos han formado parte de antologías de Generación Bibliocafé (relatos líquidos), de un compendio maravilloso llamado Habitaciones de paso, o de las diversas entregas de Visibilizarte. Y, que no se diga que no hablo también de Derecho, también hacía una pequeña contribución al Anuario de Derecho Civil de Tirant lo Blanch
La literatura no paraba con eso de darme alegrías. Mis dos obras de teatro en valenciano presentadas al concurso de aproposits de Junta Central Fallera eran premiadas con sendos terceros premios tanto en categoría infantil como adulta. Un premio que me gusta especialmente por su relación con mis queridas fallas, y por ser en lengua valenciana, que tanto me gusta.
Por su parte, Paiporta me daba alegría doble. De un lado, me hacía entrega del premio Carolina Planells de narrativa contra la violencia de género, que se había llevado mi relato Azogue () el año anterior. De otro, en noviembre conocía que otro relato mío, El tiempo que nos queda, quedaba finalista en la edición de este año del certamen. El año que viene ya os contaré la entrega de premios, por supuesto.
Y una alegría especialísima fue la obtención por este blog del premio al mejor blog en categoría personal de los premios 20 minutos. Un honor que conseguía nuestro teatro después de haber sido nominado dos veces. Y es que, como dice el refrán, a la tercera va la vencida.
Para acabarlo de redondear, poco antes de escribir este resumen, llegaba a mi conocimiento que había sido considerada una de las 25 mujeres más influyentes de España en 2021, concretamente, la novena. Esas cosas que no hay que tomar demasiado en serio, pero que siempre ponen contenta. Y así estoy yo.
Y con esto, termino el último estreno del año. No me olvido del aplauso, que no podía ser otro que el dedicado a todas las personas que cada martes y cada viernes me leéis. Os espero a todas y todos el año que viene. No me faltéis