Expectativas: Descontando hasta cinco


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Las expectativas son algo muy personal. Cuando se pone toda la ilusión en algo, toda la carne en el asador y se concentra toda la energía, siempre se espera que todo vaya sobre ruedas, que la ilusión no se venga abajo, la carne no se queme y la energía no se disperse. Y a veces ocurre. Todo sale según lo esperado y una se va a dormir satisfecha.

Pero a veces las cosas salen tan bien, que se superan las expectativas, y una se va a dormir no solo satisfecha sino con una sonrisa pintada en la cara que no se la despintan ni con toneladas de aguarrás. Y eso es precisamente lo que me ha ocurrido con el estreno de mi primera novela, Descontando hasta cinco.

Lo que ocurrió en el precioso salón del Casino de Agricultura de Valencia el 22 de febrero de 2018 fue Algo para recordar, y para recordarlo Por siempre jamás. Y me gustaría compartirlo con quienes os asomáis cada semana a leer mis aventuras y cuitas toguitaconadas.

En un salón lleno hasta la bandera, sonaron los acordes de Lo imposible, tocados al chelo en directo, llenando de magia el entorno. A continuación, una a una, maravillosas bailarinas encarnaban el espíritu de la novela, Descontando hasta cinco con sus cuerpos.

A partir de ahí, esa mesa donde me arroparon como nadie Mauro Guillén, mucho más que mi editor  -Mauro siempre pone la red para que esta trapecista se lance al vacío-, y Ana Durán, periodista , amiga y muchas cosas más. Pocos escritores se encontrarán tan a gusto en el bautizo de su criatura como estuve yo.

No quise hacer spoiler entonces y no lo haré ahora. Pero sí quisiera contar algunas cosas para quienes no estuvieron presentes en persona aunque sí en espíritu. Porque noté su presencia y su cariño incluso físicamente.

Como dije, un buen día decidí escribir una novela. La idea me andaba rondando algún tiempo, así que todo estaba ahí, solo quedaba escribirlo. Y eso es lo que hice en verano. Los personajes cobraban vida propia en el papel, y se apoderaron de mí hasta el punto que me entraban ganas de leer lo que todavía no estaba escrito. Esa novela negra que no sé si al final es negra o se quedó solo en gris marengo, que una no puede acabar de desprenderse nunca de su tinte optimista. Un crimen, una trama de intriga y una historia de amistad como telón de fondo. Y el tema de la violencia de género latiendo a través de las páginas, de las que solo desvelaré una frase, la que consta en la propia reseña y que creo que resume el mensaje “Todas podemos ser víctimas”. El resto ahí queda, para quien tenga ganas de leerlo, que, por supuesto, espero que sea mucha gente. Faltaría más.

Y, para la criatura, un traje de bautizo maravilloso. Una portada magnífica obra de Vicente Greus, a quien no tengo suficientes palabras para agradecer como puso imagen a lo que yo tenía en la cabeza, y un aperitivo fantástico, el prólogo de mi querida amiga y periodista Loreto Ochando. No se puede ser más afortunada. Y, para acabar de aderezar el guiso, la corrección de Teloseditamos, que es tan buena en cada nota que pone que a una le entran ganas de equivocarse para que la corrijan, y el apoyo de Bibliocafé, con José Luis, como siempre, como librero de cabecera.

Pero nada sería una presentación sin su público. Amigos y amigas por doquier, desde las que aprendieron a leer conmigo en el colegio, hasta las que comparten cada dia sus redes sociales y su amistad, algunas venidas desde muy lejos. Mi familia, siempre a mi lado, y aunque esta vez mi madre solo trajo el corazón, juro que también la vi en la sala. Compañeros y compañeras de trabajo, periodistas, letrados, compinches de vida y de aventuras que traían distintos retazos de mi vida y hasta gente a la que jamás había visto. Gracias por este regalo inolvidable. Y gracias también por el apoyo desde medios de comunicación y desde redes sociales. No sé si lo merezco, pero haré todo lo posible por merecerlo.

Disculpas por anticipado por el momento cursi, pero cuando una ve superadas sus expectativas hasta ese punto, es inevitable que la posea el espíritu de Mimosín y los Osos amorosos hasta dispararle los niveles de azúcar. No es para menos.

Ahora solo falta que la novela os haga disfrutar. Y también pensar un poco, que nunca viene mal. Ojala lo consiga.

Y cómo no, el aplauso hoy es para todas las personas que en persona o en espíritu estuvieron acompañándome en este viaje. Mil gracias.

Y para quien quiera, ya en Amazon

Y también en la librería on line de Bibliocafé

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4 comentarios en “Expectativas: Descontando hasta cinco

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