Desesperación: no nos tiremos al tren


                Uno de los sentimientos mas utilizados en el mundo del arte es la desesperación. Las caras descompuestas de obras como El grito o El Guernika están en el imaginario colectivo, sin ninguna duda. En el mundo del cine encontramos títulos como Desesperación, Desesperación y esperanza, Desesperada, sin olvidar, por supuesto, la novela de Stephen King en que se basó la película. Y es que da mucho de sí.

                En nuestro teatro no podíamos ser menos, y la desesperación es plato de frecuente consumo. No en balde vivimos siempre Al borde del ataque de nervios. Y, a diferencia de las protagonistas almodovarianas, eso nos pasa tanto a mujeres como a hombres.

                Y es que los plazos , las reformas, los señalamientos que coinciden , los juicios, las guardias , la necesidad de conciliar y todas las cosas con las que convivimos hacen que nuestra vida no tenga un minuto de sosiego. Y podría decir que n falta que nos hace, pero igual a alguien le entran ganas de matarme y no está el horno para bollos.

                Por si alguien tiene dudas sobre los que digo, cogeré alguna de las frases más habituales sobre la desesperación y demostraré lo relacionadas que están con Toguilandia. Y ya al cerrar el telón me dais el aplauso si lo he conseguido.

                Tal vez una de las frases más habituales que se usan a este respecto esla “ir a la desesperada”. Y a la desesperada vamos cuando no nos queda tiempo para prepara un juicio o interponer un recurso, o para hacer un dictamen o una sentencia cuando de Señorias se trata, y hacemos lo que podemos. Aunque, si de verdad hablamos de ir a la desesperada, es lo que vemos en algunas causas en que, aunque no tienen ni un pase, se pelean y se pelean hasta el final. Porque, como dice otro refrán, «Hasta el rabo todo es toro”. O, más sencillo, por si las moscas.

                También escuchamos habitualmente eso de que “el que espera, desespera”. Y, lamentablemente, en el mundo de la justica esto es una realidad más común de lo que nos gustaría. Es tanto el colapso en algunos sitios y tantos los trámites a seguir que algo que aparentemente es sencillo puede tardar años. Y, ojo, no por culpa nuestra, que con los mimbres que tenemos bastante hacemos con hacer las cestas que podemos. Y para desesperación, no perdamos de vista lo que tarda nuestro tribunal constitucional en emitir determinadas sentencias, hasta el punto de que cuando llega, ya no hacen ni falta. Ejemplos recientes han sido las decisiones sobre los decretos de la pandemia, o los once años para decidir sobre una ley del aborto que ya no existía cuando se tenía que dictar sentencia. Para hacérselo mirar.

                También en este sentido hay un dicho según el cual “no hay espera larga sino paciencia corta”. Y podría decir que es aplicable a lo que tardó en renovarse el Consejo General del Poder Judicial, pero entonces sería yo quien me estaría pasando doce pueblos. Y es que, aunque ahora ya esté renovado, no era de recibo que llegara a estar cinco años en funciones. Para desesperarse y mucho más.

                No obstante, a mi siempre me gusta decir eso de “mientas hay vida hay esperanza”, que sirve como comodín del público casi para cualquier cosa. En términos toguitaconados, podemos decir que mientras una resolución no sea firme, podemos seguir recurriendo. Pero es que, incluso cuando es firme, podemos acudir a tribunales europeos, internacionales y, por supuesto, al Constitucional que, como hemos dicho más de una vez en estas funciones, no es poder judicial ni opera como recurso jurisdiccional, aunque muchas veces se haga ver así.

                Así que hay que ser optimistas y pensar eso de que “A quien espera su bien le llega” porque, como sabemos, la esperanza es lo ultimo que se pierde. Esperemos que así sea. O, como dijo Thomas Fuller de manera más rimbombante, quedémonos con que “la desesperación infunde valor al cobarde” Y, valientes o cobardes -todo es relativo- demos nuestro aplauso a quienes no sucumben a la desesperación y siguen adelante. Que, como dijo Unamuno “Jamás desesperes, aun estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante”

Deja un comentario