
Son muchas las películas que plasman encuentros entre compañeros y compañeras de cualquier ámbito muchos años después, y las sorpresas -o no- que esos encuentros suscitan. Los americanos, con sus anuarios y sus graduaciones y bailes espectaculares son muy dados a ello, como en Peggy Sue se casó, pero no hace falta estar en USA para vivir etas experiencias. Aunque, en este caso, también empezó todo en algo Nacido el 4 de julio.
En nuestro teatro, no siempre somos proclives a celebraciones. De hecho, anticipaba lo que íbamos a vivir en Teruel a otras compañeras y me decían que sus promociones no habían hecho nada de esto. Y es que, claro, permitidme que saque pecho, pero no son de la XXXVI de fiscales y, sobre, todo, no tienen a nuestro número 1 en todos los sentidos, Jorge, para fabricar recuerdos que nos acompañarán nuestras vidas. Casi nada.
Seguro que, llegado este punto, pica la curiosidad para saber en qué consistieron los fastos del 30 aniversario de mi promoción de fiscales, una promoción que, como he adelantado, nació oficialmente el 4 de julio de 1992, el día en que supimos oficialmente que éramos fiscales, día, además, del cumpleaños de una de nuestras compañeras, que recibió el mejor de los regalos.
El lema del evento, como no podía ser de otro modo, era “del boli bic a la fiscalía digital” y es que, si una reflexiona sobre los cambios que hemos vivido, da hasta vértigo. Ya hice algún avance al respecto en el estreno en que reproducía el monólogo que me llevé a Teruel como pequeña contribución a la causa.
Ha sido un fin de semana entero, y e ha hecho corto. Un fin de semana en el que regresamos, de golpe, a quienes fuimos hace 30 años, a esas criaturas que no habíamos cumplido los 30, sin canas, ni arrugas y con todo el pelo, criaturas que no nos preocupábamos del colesterol ni de los hijos ni de otra cosa que debatirnos entre celebrar haber aprobado y prepararnos para la que se nos venía encima.
Pero, si una cosa quedó clara de todas las intervenciones que hubo, preparadas o espontáneas, fue que a pesar de que nuestros cuerpos ya no son los mismos, la ilusión permanece intacta. Y las ganas. Aun resuena en mi cabeza algo que contaba una de mis compañeras, cuyos padres le decían “Hija, es que esto es muy importante, vas a pode ayudar a la gente”. Y es así. Una sencilla frase que resumen la grandeza de nuestro oficio.
Pero que nadie crea que estuvimos en todo momento haciendo cosas profesionales y profundas y mirándonos el ombligo. Nada de eso. Por eso os lo quiero contar, aunque muráis de envida. Para compartir mi alegría, que siempre es bueno.
La cosa empezaba fuere. Quienes llegamos el viernes, tuvimos el gusto de asistir a una cena animada con las canciones de Benito, nuestro otro anfitrión de Teruel, cuya voz y guitarra no han cambiado un ápice. El folklore combinado con el humor es una fórmula más que recomendable. Yo la recetaría en la Seguridad Social para más de uno de esos males del alma que tanto proliferan.
La visita a Teruel de la mañana siguiente merece mención aparte. No queda detalle de la historia de los famosos amantes, del Torico y sus vicisitudes o de la techumbre de la catedral que no nos hayan contado con todo lujo de detalles. Nos han convertido en fans del mudéjar en un nanosegundo, con la inestimable colaboración de la alcaldesa, que nos recibió como una estupenda anfitriona en el Ayuntamiento. Y como colofón, una comida copiosa y exquisita al mejor estilo de Teruel, como debe ser.
Pero, con todo, eso no era más que el aperitivo. El plato fuerte, después de la imprescindible siesta, programada, por supuesto, en el guion de actividades, venía luego. A partir de las seis de la tarde el Casino era testigo de un evento inolvidable que empezaba saldando una deuda histórica con nuestra promoción. Asistimos a una nueva entrega de despachos donde el ministro de entonces, De la Quadra Salcedo, apareció en una edición remasterizada que ni el Ministerio del tiempo, acompañado de una versión mejorada de la reina Sofía que nos explicaba que su marido se había perdido en la España vaciada.
Tuvimos nuestros diplomas, algunos de los cuales pasaron a formar parte del contenido de la cápsula del tiempo, que abriremos dentro de cinco años por petición popular, aunque su primera previsión era esperar un decenio. Y, para no faltar detalle, recordamos con emoción a quienes nos dejaron, Jana y David, y también a quienes por una u otra razón no habían podido acompañarnos. E, inevitable tratándose de fiscales, hicimos unos cuantos informes más o menos inspirados, de lo cual dejó buena nota Jaime, nuestro particular notario. Y proyección de fotos de ayer y de hoy Que no nos falte de na. Ohh, cómo hemos cambiado, aunque no pueda decirse en este caso que haya quedado lejos aquella amistad
No nos faltó cena y baile, que lo cortés no quita lo valiente. Al ritmo de Amazónico, nos contorsionamos con todo tipo de temas, desde Nino Bravo hasta Reggaetón. Amigos para siempre, sin duda, homenajeado a ese 1992 que nos cambió la vida.
Un fin de semana maravilloso, como comprobamos en los mensajes que seguimos mandándonos al grupo de whatsapp. Y, aunque confieso que mi aguante no es como el de entonces, como me demostró mi cuerpo el domingo por la mañana, todavía luzco una sonrisa de boba que no se me borra
Por eso, el aplauso de hoy es para toda mi promoción de fiscales, la XXXVI, y especialmente para Jorge. Como te dijimos, gracias por cuidar de nuestros recuerdos y de nuestra ilusión