
El refranero, tan rico como sabio, nos dice cosa como que por la boca muere el pez y que en boca cerrada no entran moscas. La verdad es que no sé por qué al halar de silencio se relaciona con animales. Una afamada película sobre un asesino en serie se llama, precisamente, El silencio de los corderos. Tendremos que preguntarle, entonces, por ello al Pez llamado Wanda o a El Señor de las Moscas. Pero no se si guardaran el silencio tanta veces recomendable. Ya reza otro dicho que si no tienes nada interesante que decir, mejor harás callando.
En nuestro teatro, son muchos los ejemplos de quienes, por hablar demasiado, se meten en la boca del lobo que habrían podido esquivar de otra manera, dirección letrada mediante. Ya dedicamos en su día un estreno al bocachanclismo , ese mal tan frecuente en nuestros días.
Leía hace nada en la prensa la historia de un ciudadano que es claro ejemplo de esta práctica de meter la pata por querer ser más listo que nadie. El ciudadano en cuestión se fue a la policía local a denunciar, nada más y nada menos, que un mal servicio por parte de una prostituta que, según él, no había cumplido con lo pactado tras la entrega de sus míseros 30 euros. Pues bien, el tipo no solo no consiguió su objetivo de resarcimiento, sino que se llevó el dudoso honor de ser el primer sancionado en el pueblo por la ordenanza relativa a la prostitución. Le cayó una multa de nada menos que 800 euros, aunque probablemente sea peor todavía el oprobio y las risitas al respecto. Lo que se dice ir a por lana y salir trasquilado, echando de nuevo mano de refranero y animales, por cierto
También leía en la prensa sobre algo tan rocambolesco que he utilizado esa imagen para ilustrar esta función. Se trata de la alegación por parte de determinadas personas, cuando se ven envueltas en asuntos turbios, de una supuesta inmunidad diplomática por pertenecer a nada más y nada menos, que la República de Menda Lerenda. Y ojo, que no se trata de un caso aislado. De hecho, he tenido conocimiento de su existencia porque una compañera nos contaba como un detenido había interpuesto un habeas corpus aleando violación de esta inmunidad diplomática. Es entonces cuando he comprobado que la República en cuestión no es un invento del detenido que tuvo mi compañera sino que ya andan por ahí haciendo valer tal argumento peregrino. Y nunca mejor dicho lo de “peregrino” que en este caso, porque la república de marras se denomina como “República errante”. Y es que a nuestro detenido ni siquiera se le puede valorar la originalidad, vaya. Aunque no se le puede negar la poca vergüenza. Sin ninguna duda.
Por supuesto, la práctica diaria nos da suculentos ejemplos de este tipo. Ya hablamos en su día, en el estreno referente a la última palabra , de los acusados que, por usar de ese derecho, se cavan su propia tumba, con cosas como preguntarle al juez si él no pega a su mujer o decir que le pega lo normal. Aunque uno de mis preferidos fue un muchacho que, acusado de un delito de quebrantamiento por estar en un bar donde iba su ex, nos dijo muy serio que él no estuvo allí, que nos lo podía demostrar con una foto que él mismo hizo ese día del bar. Tal cual.
Hace unos días, sin ir más lejos, me encontré otro ejemplo de esto, en un ciudadano que quiso quejarse de que le despidieron por motivos de discriminación, cuando, en realidad, fue él quien propinó una paliza a su compañero presuntamente discriminador que había permanecido callado –insultarle, sí que le insultó- pero que, una vez abierta la caja de los truenos, sacó de la chistera su parte de lesiones y la cosa se dio la vuelta.
Una buena amiga me cuenta el caso de otro espabilado, que pretendía cobrar por las lesiones que se causó “reteniendo” a una persona con la que, previamente, se había liado a porrazos. Y lo difícil que resulta explicarle que con esa “retención” no está cumpliendo un deber ciudadano ni actuando como un policía. Salvo, claro está, que el policía de referencia sea Torrente, y estuviera apatrullando la ciudad.
Tampoco estuvo muy hábil el tipo que, hace unos días, denunciaba su novia por insultarle cuando se encontraban en casa de ella…siendo que él tenía una medida de alejamiento de ella y de su casa vigente. Un angelito.
Aunque quizás el premio al delincuente inocente del mes sea para el que denunció a otro por amenazas cuando fue a reclamarle la droga que le había guardado . Aunque de esos hay varios, y ahora me viene a la cabeza otro lumbreras que denunció en el juzgado que la droga que le habían vendido era de mala calidad, y que así no podía vendérsela a nadie. Tal como lo cuento.
Y con esto, cierro el telón por hoy. Respecto a estos iluminados, no están todos los que son, pero sí son los que están. Y si lo están, es gracias a mis estupendas amistades compinches, que me traen estas joyas, y para quienes pido el aplauso de hoy.
Pues yo pienso que este tipo de personas muestran cierto aroma a ingenuidad, que de alguna manera sean más fáciles de reinsertar, y que ninguna gracia hace que se castigue al ingenio y se deje libre al frío y calculador. Así que opino que quizás deberían trabajar para desentrañar la verdad, esa que muchas veces callan en su teatro y ponerse al servicio de la Justicia, que se supone que emana del pueblo, eso pueblo que tanta injusticia recibe por esos silencios
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