
Todo el mundo hemos cantado alguna vez esa sevillana tan conocida: “algo se muere en el alma cuando un amigo se va”. Muchas personas, además, la relacionamos con aquella muerte que paralizó a un país entero: la de Chanquete en Verano azul. Así que me pareció la mejor banda sonora para mi estreno de hoy. Un estreno que cumple una deuda histórica de gratitud. Que se abra el telón.
Este maldito 2020 culminó su nefasta andadura con el peor colofón para mucha gente. La noticia de la muerte repentina de María Jesús Moya nos dejaba con la boca abierta y el corazón roto, mirando una y otra vez las pantallas de nuestros móviles deseando que fuera un mal sueño, o un malentendido, o lo que sea. Pero, no. La desgracia se confirmaba y la noticia recorría foros y grupos de WhatsApp. En un día de celebración, se nos partía el alma.
No obstante, no quiero escribir algo triste. Ya hice un pequeño homenaje en la prensa que resumía el sentir de muchos compañeros y compañeras. Hoy quiero escribir algo que le hubiera gustado leer, algo que vea desde allá donde esté y que provoque su eterna sonrisa pintada de carmín, tan indeleble como su recuerdo.
Cuando hace ya más de seis años empecé con este blog, María Jesús fue una de las primeras seguidoras, al que se mantuvo fiel. Desde entonces, muchas veces me decía que era algo tan bonito que debería conocerlo todo el mundo, y que debían enseñarlo a las nuevas promociones de la carrera en el Centro de Estudios Jurídicos. Obviamente, el cariño guiaba sus palabras, como guaba todas sus obras. Y yo quiero devolverle ese ejercicio de confianza y afecto con estas líneas. Hoy será mi blog el que haga que todo el mundo conozca a María Jesús, así que difundid este post por tierra, mar y aire. Que todo el mundo sepa la fortuna que tuvimos quienes la conocimos.
Me gusta recordarla con una flor en el pelo, como la ilustración de @madebycarol que he escogido para ilustrar este estreno. Fue en una cena tras la presentación de uno de mis libros, a las que nunca fallaba, donde, entre risas, decía que la ilusión de su vida era ir a un hotel del Caribe con una flor en el pelo. Nos divertimos tanto que ninguna persona de las que asistimos olvidamos aquella anécdota, que tan bien te describe.
María Jesús era alegría. Era la persona que, como dijo una compañera, nos alegra las mañanas elogiando cualquier cosa que lleváramos con tal de hacer la vida un poco más bonita. Qué zapatos más lindos, qué bien te queda ese traje, qué guapa estás, cómo te sienta ese color. Siempre pendiente, siempre amiga, siempre ahí.
Pero la alegría de María Jesús no era gratuita. Se había ganado a pulso su derecho a reír de un episodio injusto que tanto le hizo llorar. Todavía me caen las lágrimas cuando pienso en su llamada: he decidido pedir el traslado a Valencia, por la gente que conozco de redes sé que voy a estar bien. Era un halago y una responsabilidad enorme que se convirtió, en apenas unos días, en una fortuna aun más grande. Aunque suene raro, mi madre le diría que no hay mal que por bien no venga. Esa madre a la que siempre trató con tanto cariño como si fuera la suya y a la que dedicaba un beso en el último mensaje que me envió, unas horas antes de irse para siempre.
Fue una gran fiscal como solo podían serlo las grandes personas. Las leyes necesitan tener alma y ella se la insuflaba en cada dictamen, junto con todos sus conocimientos. Algo que no digo solo yo, sino que dice mucha gente.
Por eso hoy he querido, como despedida y homenaje, traer el testimonio de los dos últimos jefes que tuvo, que compartimos, que no tardaron ni un minuto en atender mi petición. El actual fiscal jefe de Valencia, José Francisco Ortiz, dice de ella
“Siempre recordaré de María Jesús su carácter afable y su compromiso en defensa de la sociedad y de los valores del Estado de Derecho”
Por su parte, Teresa Gisbert, actual Fiscal Superior de a Comunidad Valenciana y anteriormente fiscal jefe de Valencia cuando María Jesús llegó, escribe lo siguiente:
“He sentido mucho el fallecimiento de María Jesús, no solo por lo que supone perder a una compañera y a una fiscal muy trabajadora sino, sobre todo, porque hemos perdido a una persona buena, porque así es como yo definiría a María Jesús, una persona generosa, empática y siempre dispuesta a ayudar a quien lo necesitara. Siempre la echaré de menos por su alegría, su simpatía y su cariño”
He querido que sean nuestros jefes quienes dejen esas palabras para que todo el mundo sepa que ella, que llegó incluso a dudar de sí misma como fiscal, era una profesional querida y valorada en todos los aspectos.
Por mi parte, cierro el telón de hoy con una ovación cerrada para ella. Me quedo con su silla vacía en cada acontecimiento, pero la llenaré con su recuerdo. Y con esa inmensa sonrisa con la que miraba a la cámara con los labios pintados de rojo y una flor en el pelo.
María Jesús. Aunque desde que marchaste a Valencia hablásemos menos te echare de menos. Que Dios te siga bendiciendo
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😔
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Sin conocerla personalmente, vislumbre una persona cariñosa, amable, bondadosa…buena.
Me hubiera encantado coincidir con ella.
Afortunados los que disfrutasteis de su amistad y compañía.
Y que indignación sentí cuando descubrí lo que le habían hecho.
Bonitas palabras Susana
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Gracias!!
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