Pirotecnia: pólvora judicial


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Hemos dedicado estrenos de nuestro teatro a casi todas las partes del mismo. Desde las tablas a los intérpretes, desde el telón al público, pasando por ceremonias de entrega de premios y hasta por los más sonados fracasos. Pero nunca habíamos recalado en esa parte que muchas celebraciones tienen, la de los fuegos artificiales. Algo imperdonable para una toguitaconada valenciana, y más en plenas Fallas. Así que había que ponerle remedio, montando nuestro particular castillo de fuegos artificiales.

En el cine, es frecuente ver a los protagonistas de películas americanas celebrando el Independence Day viendo los Fuegos artificiales, se haya o no Nacido el 4 de julio. O, como los llamaron los japoneses, Flores de fuego. Siempre van asociados a bonitas celebraciones y hasta a momentos románticos en que los protagonistas se juran amor eterno, como los protagonistas de Grease o de High School Musical. Por más que ese amor eterno solo dure un curso.

Pero en nuestro teatro no están las cosas para dispendios, y poco hay que celebrar. Y cuando alguien se viene arriba con celebraciones, ya sabemos que es lo de siempre, Mucho ruido y pocas nueces. Así que más que un idílico castillo de fuegos artificiales con palmeras de colores como en las películas de Disney, mejor voy a montar una Mascletá ruidosa, como las de mi tierra. Haciendo volar por los aires todo lo que me dé la gana, que por algo soy el ama y señora de mi toga y mis tacones. Preparemos los tímpanos, y dejemos a un lado eso de No me grites que no te veo.

La primera de mis tracas virtuales va destinada a quienes se encargan –o deberían encargarse- de dotar a la Justicia de medios. Unas buenas dosis de petardos son lo que merecen, por permanecer más de cuatro años sin crear un solo juzgado, por más que de vez en cuando nos vendan la cabra de que crean tales o cuales plazas. Y mientras seguimos preguntándonos dónde está Wally, porque las dichosas plazas no aparecen por ningún lado. Que se lo digan si no a los sufridos opositores, que ven como año tras año les convocan miseria y compañía. O sin compañía. Y entretanto, muchas sedes judiciales siguen en un estado tan patético que parece que su único remedio sea explotar definitivamente para ver si les hacen otra en condiciones dignas.

La siguiente traca, muy relacionada, es la del dichoso Papel 0. Ese castillo pirotécnico que nos cuentan en cuanto tienen ocasión y que no tiene nada en su interior. O sí, los muchísimos papeles que sigue generando el día a día de cada juzgado y cada fiscalía a pesar de que aseguran que todo está digitalizado. Junto a ello, esos sistemas informáticos que dan más probelmas que soluciones. Capitaneados por el inefable Lexnet, y seguidos por Fortuny y todos sus primos autonómicos, llaménse Minerva, Adriano, Cicerone o cualquier otro nombre rimbombante que quieran ponerle. En ocasiones, entre que se conecta y se logra acceder al sistema deseado daría tiempo a disparar la más grande de las mascletás de la Plaza del Ayuntamiento. Y más aún.

Y todavía me quedan petardos que disparar. Y unos que tiraré con mucha fuerza y muchas ganas. Los destinados a todas esas ocurrencias del legislador que no hacen sino ponernos en la picota de hacer más trabajo en menos tiempo y con los mismos medios. Como el dichoso límite de la instrucción, que ya nos dijeron que no supondría dotación de medios y así lo han cumplido.

Pero tengo más petardos guardados. Y algunos especiales para despertá, que es como llamamos en mi tierra a una salva de petardos destinados a servir de despertador a propios y ajenos. Y esos los usaría para despertar a la sociedad de la abulia que en muchos casos tiene respecto a temas tan sangrantes como la crisis de los refugiados o la violencia de género. Y, de paso, trataría de reventar a base de pólvora virtual el machismo y la desigualdad, y todo tipo de discriminación, para ver si de una vez caminamos a paso ligero para ser #CadaVezMásIguales.

Y por qué no, y ya viniéndome arriba, me cargaría la corrupción, el terrorismo, el paro,  y todas esas cosas que según los estadísticos preocupan a los españoles. Y entonces, y no antes, es cuando montaría el mejor de los castillos de fuegos artificiales para celebrarlo.

Pero, mientras todo esto no sea posible, me conformaré con dar mi aplauso a todos los que siguen adelante pese a todas estas cosas, dando en cada momento lo mejor de sí. A ellas y ellos, una traca de celebración, como las bodas. Porque lo merecen.

2 comentarios en “Pirotecnia: pólvora judicial

  1. Pingback: Justicia Fallera: haciendo la puñeta | Con mi toga y mis tacones

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