Villancicos: zambombas togadas


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Otro año más llega la Navidad. El calendario sigue su curso inexorable y ya nos hemos plantado otra vez con los turrones, las comilonas, el cava y el maratón de regalos. Y es que la Navidad es lo que tiene, nos guste o no nos guste, todos caemos en sus fauces revestidas de espumillón con la banda sonora de los villancicos de fondo.

Por supuesto, en el mundo del espectáculo la Navidad es un verdadero filón. Almibaradas películas que hablan del espíritu de la Navidad, como la saga de Vuelve Papa Noel, o encantadoras e imprescindibles cintas como Love Actually o Que bello es vivir, pasando por la Gran Familia, con Chencho perdido en el mercado navideño. Y también comedias, más o menos ácidas o agriduclces, como Cuento de Navidad en sus múltiples versiones o El Grinch, en otras tantas. Pero hoy me voy a quedar con mi preferida para representar la Navidad, el Cascanueces, otra imprescindible, más aun para quien todavía añora sus tutús y sus puntas.

Pero no solo de música clásica vive el hombre, y los villancicos, machaca que machaca, son la verdadera banda sonora de la Navidad. Cada vez por cierto más anglosajonizados, que ya pocos se acuerdan del anuncio de la abuela dando la matraca con la botella de anís del Mono. Y tenía su aquel.

Por eso, como en Toguilandia no nos privamos de nada, desde Con Mi Toga y mis Tacones también queremos confeccionar nuestro propio mix de villancicos. Así que a agarrar la zambomba y la pandereta.

Pocas cosas nos identifican más que eso de “Hacia Belén va una burra”, si uno piensa en cómo se trasladan nuestros expedientes. Es cierto que ya no van en burra, pero sí en esos ingenios de la técnica moderna que son los carritos de súper, las sillas giratorias convertidas en transportines o los carritos-camarera. Pero claro, no podíamos esperar otra cosa de un procedimiento que se rige, eso sí, por normas de la época en que, efectivamente se iba en burra.

¿Y qué vamos a decir de “Noche de Paz”? ¿Acaso no es el leit motiv de todas las jornadas en que tenemos guardia?. Nada más deseado que una noche de paz total, en que nadie venga a visitar el juzgado porque no haga falta, y ni una sola llamada perturbe nuestros sueños –o mejor, nuestro duermevela-

Lo de «Navidad, Navidad, dulce navidad» ya es otra historia. Porque mucha cena fraternal, mucha comida y mucho espíritu navideño, pero todo el mundo parece desear que toque ese décimo que compartimos para no volver jamás. De hecho, una buena amiga nos había citado en Tonga si tal cosa pasaba. Y eso de que «un trineo deje oír la voz del cascabel» también tiene su cosa, que muchas voces se oyen por estos lares, pero poco tienen de dulces ni de cascabeleras. A ver qué dice una cuando el ordenador se cuelga, por ejemplo. Que da tiempo a zamparse un kilo de polvorones hasta que se vuelva a conectar.

Aunque lo de «Campana sobre campana» sí tiene algo de real. Seguro que cualquiera ha sufrido esas interrupciones tan oportunas en mitad de la guardia, de una declaración o de una vista, consistentes en el sonido de un móvil con el más variado motivo. Que sí, puede ser navideño, pero también el “Dame veneno que quiero morir” con el que me amenizaron un juicio por asesinato, o cualquier ritmo de reggaeton, salsa o lo que quiera que le guste al usuario. Por no hablar de ésos que tienen de tono de llamada un “Que te estan llamaaaaaaando” y hasta un “Cuñaoooooo, coge el móvil”. Poesía pura, vaya. Por más que en la mayoría de los juzgados haya un cartelito que diga que desconecten el móvil, tan invisible como la modernización de la justicia, al parecer.

Y hablando de ello, ¿Qué es lo que decimos cuando alguien nos habla de la digitalización de la justicia y el advenimiento de los medios necesarios? Pues que espere, que la están peinando. Justamente como la Virgen, entre cortina y cortina, mientras beben «los peces en el río»

Pero que nadie se alarme. Aunque panderetas y chinchines nos torpedeen la meninge, siempre nos queda eso de “ya vienen los Reyes”, y podemos pedirle estanterías, pósits, grapas, bolis y hasta un sistema informático que funcione y muchas plazas de jueces, fiscales, lajs y funcionarios. Por pedir que no quede, ya cargarán ellos con la responsabilidad. Y siempre tienen a la vieja con el aguinaldo para que les eche una mano, aunque no sé yo si estará para mucho después de darle con la cucharilla a la botella de anís del Mono.

Así que voy a ver si busco al Tamborilero y le digo que me acompañe por el camino que lleva a toguilandia. Y si se quiere apuntar algún pastorcillo o pastorcilla, pues bienevenidos sean. Y esta vez, en vez de aplauso, un redoble de tambores para quienes siguen trabajando porque la Justicia funciones pese a todo. Feliz Navidad

 

3 comentarios en “Villancicos: zambombas togadas

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