Navidad judicial: se armó el Belén


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Como todos los años, llega la Navidad. Y como todos los años también, en teatros y salas de proyección se coloca el Belén. Aunque cada vez más destronado por el anglosajón árbol de Navidad, el rogordete Papá Noel y sus brillos y oropeles, el Nacimiento sigue teniendo su sitio todavía. Y todo lo que conlleva. Siempre que llega, me acuerdo de Chencho perdido en el mercadillo entre los puestos con figuritas mientras un angustiado Pepe Isbert le llamaba a voz en grito en La Gran Familia. Inevitables recuerdos.

Con nuestras limitaciones, también nosotros colocamos nuestros Belenes, por más que en algunos sitios les dé por discutir si es un símbolo religioso que tendría que andar desapareciendo. Pero ésa es otras historia. La tradición es la tradición. Aunque aquí se abre hoy el telón para montar un Belén nada tradicional. Tener mi propio teatro es lo que tiene.

Así que montaré nuestro propio Belén, el Belén de Con Mi Toga y Mis Tacones. Y trataré de encontrar las figuritas más adecuadas, en este mercadillo en que a veces una tiene que entrar a saltos, porque eso del Papel 0  se queda en eso, en un 0, y todavía hay que saltar montones de papeles para encontrar algo. Y lo que te rondaré morena. O la marimorena, ande, ande, ande, ya que estamos.

Obviamente, el Niño será la Justicia. Porque es la protagonista, y porque la recuerda mucho, entre abandonado e indefenso, y falto de medios adecuados. Así era un bebé que hubo de guarecerse en un portal, y así ocurre a la pobre Justicia, que no tiene las condiciones mínimas para salir adelante.

Sus padres, San José y la Virgen, no pueden ser otros que el Pueblo y la Constitución. Porque la Justicia emana del pueblo, como Jesús nació de María, y así la protege la Constitución. Ambos, por cierto, tan desprotegidos en ocasiones como sus congéneres de Nazaret.

Por supuesto, también tenemos nuestro Angel anunciador. Y nuestro coro de ángeles dando cuenta de todo lo que pasa. Que para eso tenemos a los periodistas de tribunales Al filo de la Noticia. Que ya me los imagino contando plazos a ver si el alumbramiento se produce a tiempo, y apostados a las pertas del portal para no perderse la exclusiva. Igual hasta nos montaban una tertulia y todo, con tertulianos que fueron expulsados del portal de Gran Nazareno en antiguas ediciones opinando sobre si se debían emprender acciones legales contra el dueño de la fonda que no les dio cobijo. Y, ya puestos, hasta un concurso, a ver quién acertaba la hora en que se diera a luz a la criatura, o hasta el peso, que si hay que ir se va

Y, deambulando por allí, los pastorcitos, que no serían otros que toda la pléyade de abogados que andan detrás de la Justicia a ver si ayudan a sacarla adelante. Y junto a ellos, las lavanderas y aguadoras, esos procuradores que andan de un lado para otro para que las cosas lleguen a tiempo

Y, perdóneseme por el símil, pero esa pareja de buenos animales que resguardan al Niño, podríamos ser Jueces y Fiscales. Bien entendido que como guardianes del portal, haciendo lo que pueden por la indefensa criatura, claro. A ver si algún malintencionado cree que nos estoy llamando bestias. Y, con nosotros, todos los que intervienen en cuidar al rorro, sean LAJs, funcionarios, médicos forense, o toda la fauna que puebla nuestro escenario. Haciendo lo imposible porque el niño esté calentito y salga adelante pese a la intemperie y la pobreza.

Y como nos falta quien asuma la función de los soldados romanos, ahí podríamos meter a otros operadores jurídicos, como los Notarios, que andan extramuros del Juzgado pero dan fe de que todo se desarrolle de manera conveniente.

Por supuesto, faltaría saber quien ocupa otros papeles. El de caganer, por ejemplo, propio de los belenes catalanes. Pero eso lo dejo a la imaginación de cada uno. Como dejo también el papel de Herodes, al que cada uno deberá poner cara pensando en que era alguien que podría evitar que el Niño estuviera en condiciones tan precarias si no se hubiera empeñado en dictar un edicto absurdo o si le hubiera proporcionado cobijo y abrigo. Y si no anduviera persiguiéndole luego, claro.

¿Y los Reyes Magos? Pues me vais a perdonar, pero éstos lo que harán es un cameo. Y serán ellos mismos, como ese “as himself” de los títulos de crédito de algunas películas. Porque a día de hoy, son los únicos en que podemos confiar para que esto salga adelante. Con su oro, su incienso y su mirra, que no son otra cosa que dinerito para conseguir medios, sensatez para administrarlos y ganas para regularlo. Casi nada.

Así que ahí queda nuestro Belén. A ver si en esta versión al Niño le dan un mejor trato. Pero mientras, el aplauso es para todos los que consiguen mantenerlo. Y para la propia Justicia, que como él, consigue salir adelante pese a las adversidades.

Y ahora, a esperar como se portan los Magos, que tal como están las cosas, no sé no sé. Permanezcan atentos a sus pantallas.

 

(imagen: Arbol de Navidad confeccionado con Memorias de la FGE)

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3 comentarios en “Navidad judicial: se armó el Belén

  1. Bravo, maravilloso. Aún tengo fé en ésos Reyes magos y confío en que el Belén algún día resurgirá y volverá a lucir en todos los hogares, ésta injusticia algún día volverá a ser Justicia y tod@s volveremos a ilusionarnos ante el portal como cuando éramos niñ@s.
    Papel 0 es éso nada y seguirá siendo nada hasta que tenga un valor delante y ése valor son las figuritas que componen el Belén, reyes aportando medios, padres protectores y todas las demás figuritas, todas son necesarias para que nuestro Belén nos vuelva a emocionar.

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