Este estreno es especial. Nuestro teatro quiere dar entrada a una special guest star, mi compañera CARMEN LOPEZ. Dejo hoy las riendas de la función en su batuta. Seguro que los disfrutamos todos
¿Por qué lo llaman Justicia cuando quieren decir Venganza?
El título de la película “¿por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?” bien podría ser disfrazado con una toga e interpretar el papel protagonista de “¿Por qué lo llaman Justicia cuando quieren decir Venganza?”.
Determinadas situaciones, noticias o resoluciones judiciales hacen sublevarse al pueblo (que volverá a dormitar hasta que sea nuevamente despertado a golpe de noticia) reclamando justicia cuando en realidad reclaman venganza. La venganza única y exclusivamente puede ser entendida desde el dolor, la ira, la impotencia…Esos sentimientos de una familia al que le han arrebatado de forma violenta a un ser querido jamás pueden ser saciados ni satisfechos; ninguna resolución, ni la más terrible de las condenas será justa para ellos. Si entendemos por justicia dar a cada uno lo que le corresponde, ¿cómo podrá ser justa una decisión, resolución que no devuelve al ser querido? Jamás considerarán que hay o ha existido Justicia.
Ante la comisión de determinados crímenes (delitos en general), aparecen dos posiciones o valoraciones: la del malo de la película -o si se me permite la expresión “el hijo de puta de turno”- que solicita o impone la pena más elevada; convirtiéndose este mismo personaje en el bueno de la película si la valoración se realiza desde el punto de vista de las víctimas que ve así en cierto modo satisfecho su dolor.
Sin embargo, esos papeles o esa valoración se invierte en aquellos supuestos en los que –aún cuando en el foro interno tengas tu convencimiento de la autoría, generándose los sentimientos más negativos que se puedan imaginar- no es posible atribuir con pruebas concretas, claras y concluyentes, lejos de toda duda, que una determinada “persona” ha sido el autor de ese crimen o conducta tan execrable. Es en estos casos, en los cuales a su vez suele aparecer un tercer elemento cual es el clamor u opinión popular, en los que la reclamada Justicia va perdiendo seguidores y se va disfrazando de Venganza la cual en la necesidad de saciar su hambre convierte en autor, responsable a cualquier chivo expiatorio contra el que arremete.
No pretendo con estas letras –al considerar que excede de este foro- proceder al análisis de resoluciones o actuaciones judiciales (ni de las que aparecen en los medios y de las cuales todo el mundo opina, ni de las que pasan desapercibidas o son desconocidas) ni puedo extenderme más en las mismas sin teñirlas de tintes subjetivos en los cuales no quiero incurrir -aún en el pleno convencimiento que nuestra huella o signo de identidad se plasma en cada uno de nuestro actuar- pero es necesario decir que más justa es una absolución por carecer de pruebas (presunción de inocencia) que una condena, aún en la creencia que la persona es inocente, sin más pruebas que el clamor popular o el que una persona en su día fuera señalado con un dedo; y sí quisiera invitarte a la reflexión serena y calmada, no inducida por el entusiasmo o la pasión de un determinado momento, ¿queremos justicia o venganza?, ¿preferimos un culpable en la calle o un inocente en la cárcel?, ¿hacemos desaparecer todos los derechos, sea cual sea el lado en el que nos encontremos?…
Completamente de acuerdo con el artículo pero…, sí hay un pero, porque en los tiempos que corren y socialmente hablando, se han instaurado una serie de medidas y leyes que de justas no tienen nada, y parere que los tribunales (salvo excepciones) mas que impartir justicia se limitan a aplicar la ley. No pertenezco al mundo jurídico, su lenguaje me es farragoso e incomprensible en muchos aspectos y tal vez lo expresado sea totalmente erróneo, pero entiendo que la Justicia es otra cosa y que aplicar leyes injustas no es impartir justicia. Y una última reflexión, si la justicia depende de las leyes que los políticos de turno se sacan de la manga, necesitamos desesperadamente que jueces, fiscales, abogados, etc… sepan diferenciar con claridad la Ley de la Justicia.
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