Publicaciones: letras letradas


           libros

     Más tarde o más temprano, muchas de las estrellas, estrellitas y otros famosuelos que andan por la farándula caen en la tentación de escribir un libro. O, mejor dicho, de publicarlo, porque no siempre son ellos quienes lo escriben. Y lo hacen con mejores o peores resultados, desde los que, dotados de talento, hacen verdaderas obras maestras con su pluma, hasta los que se valen de su fama para hacerse con unos dinerillos vendiendo supuestas autobiografías. Muchos son los ejemplos de actores que han pasado a directores con notable éxito, como Clint Eatswood o Robert Redford,  o Itziar Bollain en el universo patrio, por citar a algunos. Y es que, por suerte, hay personas multifunción, como esas impresoras 3D que igual mandan un fax que te clonan el Códice Calixtino, y eso hay que aprovecharlo.

                También en nuestro mundo muchos sucumben –sucumbimos- a la tentación de ver nuestro nombre negro sobre blanco, intentando aportar algo a este mundo en el que nos movemos. O incluso, a otros mundos, que no es toga todo lo que reluce.

                Como, además, quienes vestimos toga con galleta y puñetas tenemos vetada casi cualquier otra actividad –la docencia y la publicación es la única salida de las salas de vistas sin tener que pedir la excedencia-, pues es una buena manera de conservar la cordura. O de perderla irremisiblemente, según se mire. Porque, por si no lo saben, ni siquiera podemos hacer eso de “Avon llama a tu puerta” u organizar reuniones de tupperware –o su moderna versión erótica- sin que nos caiga toda la furia disciplinaria de nuestras respectivas carreras.

                Así que escribir algo es una buena salida. Para estudiar, para darse a conocer al mundo -quienes tengan cosas que merezcan ser conocidas-, o, simplemente, para hacer terapia, que nunca viene mal. Además, en los tiempos que corren, con la facilidad para publicar en blogs o digitales o las posibilidades de autoedición, no hay que esperar que un sesudo editor decida que las palabras de una son dignas de salir a la luz. De muestra, este botón. Aunque hay que reconocer que nada como la magia de ver el propio nombre en un libro de papel, de ésos que hasta huelen y que, incluso en ocasiones, llevan una fotito que alimenta el ego que da gusto.

                Y es que los juntaletras togados somos legión. Y que así sea. Hay compañeros que hacen verdaderas maravillas por su utilidad o por su erudición jurídica, sea mediante recopilaciones de leyes y Códigos, comentarios, compendios o tratados doctrinales, que nos ayudan a sobrevivir en este maremágnum. Y otros que afilan sus lápices –o más bien sus teclados- con un toque de ironía que hace que seamos capaces de reírnos de nuestro propio mundo, más allá de pompas y solemnidades, quitando hierro a un universo que a veces parece lejano y antipático para volverlo un poco más cercano y agradable.

                Incluso hay algunos de nosotros que tenemos la osadía de salirnos de esta galaxia del mazo y la balanza por un rato e inventamos historias. Con más o menos fortuna, por supuesto. Pero con buena intención. Algo que, por cierto, recomiendo a todo el mundo.

                Así que hoy dedicaré mi aplauso a todos los que se atreven a compartir sus cosas con el mundo, a todos los que se desprenden de su toga y olvidan los expedientes por un rato para hacernos un poquito más felices. Porque un libro, sea de lo que sea, siempre es la llave que nos puede hace viajar a otros lugares. De la pericia del escribidor y de la imaginación del lector depende lo lejos que se pueda llegar. Hasta el infinito y más allá… ¿por qué no?. Sólo nosotros ponemos el límite.

2 comentarios en “Publicaciones: letras letradas

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