2024: el año del fuego y el agua


              Como cada año, mi toga, mis tacones y yo hacemos balance de lo que ha pasado durante estos 366 días. Pero, antes de desgranar lo más llamativo de todo lo que me ha traído el año, he de decir que no ha sido un año normal. Ha sido un año triste, por más que han pasado cosas bonitas, porque ha sido un año marcado en mi querida Valencia por el fuego y el agua.

              Por desgracia, no hablo del fuego de las fallas ni del agua de nuestro mar Mediterráneo o nuestra preciosa Albufera. Hablo, como todo el mundo habrá adivinado, del fuego que redujo a cenizas todo un edificio en segundos, y del agua que desbordó ríos y barrancos y convirtió muchos pueblos de Valencia en un lodazal. Hablo de los 10 muertos en un caso, de los 223 y 3 desaparecidos en otro, y de todos los daños personales y materiales que han destrozado muchas familias. Por eso, por más que cuente cosas bonitas, siempre hay ese poso de tristeza al pensar en este año. Como no podía ser de otro modo.

              2024 empezaba de modo inmejorable. Recibí el premio al mejor post en un blog jurídico en 2023, un acto precioso para algo que me hacía especial ilusión, una ilusión toguitaconada, claro está.

              También a principio de año empezaba un sueño que nunca creí a mi edad cumpliría. Junto con mi compañera, superábamos la fase autonómica de un concurso de ballet clásico, lo que nos clasificaba para la final nacional. Un pájaro azul nuestro que empezaba a volar muy alto.

              El mes de febrero, que precede a las fallas, estuvo cargado de cosas hasta que el incendio de Campanar quebró de raíz las ganas de celebrar. Hasta entonces, fui parte de la presentación de 101 relatos falleros, de Editorial Vinatea, en el que participo con un relato y como prologuista. También participé con uno de mis relatos en el último -siempre penúltimo, como se demostró al poco- libro de Generación Bibliocafé, Oro parece, respecto a las falsas apariencias. No tardaríamos nada en volver a la carga con el homenaje a Elvis y el libro de rigor que publicamos en unos meses, también dentro de 2024. Y más que vendrá.

              Ese mes de febrero tuvo lugar la presentación de mi falla, donde tuve el honor de hacer de mantenedora de la fallera mayor infantil. También era el mes de la celebración de las galas de la cultura de Junta Central Fallera, pero solo tuvo lugar la gala infantil, en la que mi obra de teatro Les ratetes fugen, compartida con Paqui Revert, resultó galardonada como finalista.

              La misma suerte tuvo mi Aproposit faller adulto, Fallerasmus, premiado también como finalista en la Gala de la Cultura fallera que se pospuso. Y fue en esa gala donde recibí, además, un premio que me hizo especial ilusión: el premio a la mejor poesía inédita. Mi primer premio de poesía. Ojala no sea el último.

              Marzo, con esas fallas marcadas por la tragedia, fue mes de clubes de lectura. Mis criaturas ya van por el mundo y pueblos como Bonrepós i Mirambell o Catarroja, a los que luego se sumarían Alaquas, Torrente o  Moncada. Qué bonito es comprobar como mis letras van de un hogar a otro.

              El mes de abril me trajo, además de mi participación en bailes populares valencianos como siempre, me regaló otra experiencia nueva: la de ser mantenedora de una agrupación de fallas, en este caso, de la Federación de Fallas Centro, a quienes he de agradecer que contaran conmigo.

 Y otro debut, en un registro absolutamente distinto fue el de participar como profesora para las y los fiscales que realizan su curso teórico práctico para acceder a la carrera en el Centro de Estudios Jurídicos. Una experiencia que repetí con la carrera hermana, la judicatura, en su Escuela Judicial este mismo año.

Pero si hay un hito importante de este año es la presentación de mi última -hasta el momentp- criatura, Em deien Caratrista, nada menos que en mi querida Feria del Libro del Valencia. Con ella van diez criaturas, aunque pronto se ampliará la familia.

Mayo fue el mes de los 100 años de mi madre, que celebramos con un fiestón de los que hacen historia, y que recelebramos cuando el Ayuntamiento de Valencia, en el mes de diciembre, hizo su homenaje a las personas centenaria de la ciudad.

Y también mayo fue el mes de la danza para mí. Nuestro Pájaro azul volaba alto y lograba un tercer puesto en el concurso nacional Vive tu sueño, y después obtenía en el concurso Mediterráneo un premio a la mejor ejecución, que también me fue entregado a nivel individual. Si hace unos años me lo cuentan, no lo hubiera creído. Como no hubiera creído que me iba subir a un escenario e interpretar una obra de teatro, pero este año también lo he hecho.

Noviembre, además de algunas cosas que ya he contado, trajo el estreno de Hijas del miedo y otros relatos, un libro coral hecho por juezas y fiscales de la Asociación Mujeres juezas en el que me enorgullece haber participado con mi relato “Hijas del miedo”, precisamente el que da título a la obra

Y, para acabar haré referencia a las iniciativas solidarias para ayudar a las editoriales y librerías afectadas por la Dana, y algo que me resultaba especialmente grato: participaren un coloquio sobre el papel de la mujer en las Fallas.

Y hasta aquí, mi pequeño resumen del año. No lo voy a acabar si recordar que colaboréis con la lotería solidaria para huérfan@s de violencia de género, que aunque es para el Niño ha salido en 2024. Ya sabéis, clic aquí Así aprovecho para dar el aplauso de hoy a quienes colaboren. Y al resto, gracias por estar ahí

Deja un comentario