#cuentosdeNavidad : La niña de hojalata


-Mamá ¿has tirado ya la carta a los Reyes?

-¿Por qué, hija?

-Dime -me apremiaba- ¿la has tirado?

            Mi hija suplicaba con un hilillo de voz, toda la que su precario estado de salud le permitía. A pesar de que solo tenía siete años recién cumplidos, hacía tiempo que vivía en tiempo de descuento. Su corazón, que siempre había sido un mal trabajador, se había vuelto tan perezoso que ya no servía para lo que fue concebido, y pedía a gritos un recambio. Un recambio que solo podía llegar por ese trasplante por el que hacía tiempo que suspirábamos.

-Bueno, aun no. Iba a tirarla hoy al correo. ¿es que te has olvidado de algo?

-No es eso, mami. Pero es que tengo que cambiar lo que he pedido -la angustia le teñía la voz- ¡Es muy urgente!

-Está bien, ahora mismo la traigo.

             Cogí de mi bolso la carta que mi hija había escrito con su letra recién estrenada. Estaba muy orgullosa de haber aprendido a leer y escribir a pesar de haber pasado casi toda su vida hospitalizada. Y yo, más orgullosa aún, claro está.

            Me pidió una goma de borrar y un lápiz y ante mis propios ojos, hizo algo que me dejó sin palabras. Borró la única petición de su carta a los Reyes, que apareciera ese donante por el que suspirábamos

-Mami, mi compañera de habitación, aquella niña mayor tan simpática, me explicó que para que yo tuviera un corazón nuevo tendría que morir otra niña. Y yo no quiero que nadie se muera por mi culpa.

              Tuve que tragar saliva y respirar hondo para disimular las lágrimas. Y le conté la historia que mi imaginación sacó a la luz para rescatarme

-Cariño, no te preocupes. ¿Te acuerdas del Mago de Oz? ¿Aquel cuento que leímos el otro día?

-Sí

-¿Y te acuerdas de que era lo que pedía el espantapájaros?

-Claro. Un cerebro

-¿Y el león?

-El león quería ser valiente -sonrió- Porque era un poco cobardica

-Así es. ¿Y qué pedía el hombre de hojalata?

-Pues…un corazón -se amplió su sonrisa- ¡Como yo!

-Exactamente

-Entonces -la alegría volvió a su carita cansada- ¿Yo soy la niña de hojalata?

                Se quedó aquel apodo para siempre. Incluso hoy, muchas navidades después de aquella, lo seguimos recordando. Los Reyes Magos le trajeron el corazón que pedía, y Papá Noel también arrimó el hombro para que no hubiera rechazo. Fueron las mejores navidades de nuestra vida, sin lugar a duda. Pero no pude evitar pensar en aquella otra casa donde, en un lugar desconocido, lloraban a la niña cuyo corazón le dio la vida a mi hija.

            Ella no lo supo entonces, se aferró a la historia de la niña de hojalata y siguió adelante. Pero en las primeras navidades de su nueva vida inauguró una tradición que desde entonces hemos seguido. Nuestro árbol de Navidad está siempre coronado con una estrella de hojalata que mi hija coloca el 24 de diciembre, en recuerdo de aquella niña.

            Hoy hace ya diez años de aquel día de Nochebuena en que nuestra vida cambió para siempre. Y, como siempre, hemos puesto la estrella de hojalata en el árbol. Y esperamos seguir haciéndolo muchas navidades más.

2 comentarios en “#cuentosdeNavidad : La niña de hojalata

  1. Querida Susana,

    Muchísimas felicidades por todo tu trabajo creativo. Guardo en mi memoria alguno de tus relatos que me han impactado por muchas razones, añado este por la delicadeza con la que abordas un tema tan delicado .

    Un gran abrazo, felices fiestas y espero seguir aprendiendo contigo durante muchos muchos años

    Teresa

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