
Hoy toca relato en nuestro teatro. Que no todo va a ser trabajar, como cuenta esta historia
Limpio como una patena
Lo dejaba todo limpio como una patena. Cada noche, al término de mi jornada laboral, recogía los bártulos y me disponía a vivir. Porque el tiempo que pasaba en la oficina no era vida, era solo un simulacro que me servía para pagar las facturas.
No podía seguir mucho tiempo así Cuando pintaba, pensaba en el poco rato que me quedaba para tener que ir a limpiar al despacho. Cuando limpiaba, me distraía recreando mi próxima creación.
Y un día pasó lo que tenía que pasar. Sin darme cuenta, fui llevándome las escobas al estudio y los pinceles a la oficina hasta que llegó el momento en que no podía hacer bien mi trabajo ni dar rienda a suelta a mi vocación.
Fue entonces cuando tuve la idea. Más bien, me asaltó. Mientras lloraba por mi torpeza, la imagen empezó a bailar en mi mente, a bailar sin parar. Plasmaría en una obra mis dos vidas, tal conforme habían quedado plasmadas en mi armario.
Hoy ha sido el primer día que he ido al despacho con alegría. Porque será la última vez que pise el suelo de parqué que tantas veces he limpiado. Ha llegado la hora de vivir. Y el éxito de mi última obra ha sido la llave para lograrlo.
Ni siquiera me he molestado en dejarlo todo limpio como una patena