Operaciones matemáticas: ¿somos de letras?


              Sumar, restar, multiplicar o dividir son el paquete básico de las matemáticas, aunque hay genios que poseen Una mente maravillosa, que tienen Un don excepcional, que constituyen Figuras ocultas, o que han construido La teoría del todo a quienes el cine les dedica, merecidamente, obras estupendas. Y eso por no hablar de programas televisivos tan populares como Cifras y letras, que siguen triunfando. Y es que, a pesar de que las metes tienen mala fama en la infancia, pueden ser apasionantes.

              En nuestro teatro hay que reconocer que somos muy de letras. Tanto, que si vemos un par de números nos entran sudores fríos y mareos y sacamos el comodín de siempre, el de que “somos de letras” como si nuestro cerebro tuviera un impermeable que o permitiera entran a ninguna operación que no pasara de la tabla de 2.

              Pero siempre hay excepciones, claro está, y de ellas es de las que quería hablar hoy. Y las hay de varios tipos.

              En primer término, no puedo dejar de hablar del trabajo de los LAJs y de su relación con los números. A este cuerpo de la Administración de Justicia corresponde todo lo relacionado con las cuentas del juzgado, que no es poca cosa, porque en algunos casos manejan ingentes cantidades de dinero. Y no siempre se da a esta función el valor y la dificultad que tiene.

              Otra de las materias donde lo números tienen gran importancia se encuentra en materia de ejecución , de la que a veces no nos acordamos. Se trata de las liquidaciones de condena, para determinar exactamente cuántos días de prisión o de alejamiento corresponden a cada penado. Y también a la parte de ejecución corresponden determinaciones numéricas como las asaciones de costas o los cálculos de la responsabilidad civil con sus correspondientes intereses.

              Aunque tal vez sea trasladándonos al campo del derecho civil donde encontramos más influencia de los números. De hechos todas las indemnizaciones por daños y perjuicios no hacen sino traducir a una cantidad el perjuicio causado, y otro tanto cabe decir del cumplimiento de cualquier obligación que se reclamen judicialmente y no pueda hacerse efectiva en especie.

              Si, dentro del Derecho Civil nos adentramos en el Derecho de Familia, también encontramos algunas cuestiones de dinero al determinar pensiones o liquidaciones de regímenes matrimonial, entre otras cosas.

              Aunque la parte donde más cifras aparecen es, obviamente, la que se circunscribe al Derecho Bancario, o al Derecho Mercantil en general. Ahí se diluye bastante eso de que seamos “de letras”.

              Otro tanto cabe decir del Derecho Laboral en el que también hay que calcular indemnizaciones por despido y salarios debidos. Por que lo que se debe, es debido, y con las cosas de comer no se juega.

              Per no me olvido del Derecho Penal, por descontado. Y dentro del mismo destacaré la importante labor de quienes califican, enjuician delitos económicos, una materia difícil y farragosa donde las haya. Y yo, que soy fiscal de sangre, sexo y vísceras como digo siempre, me quito el sombrero antes quienes lo hacen. Que no se diga

Para acabar, recordaré la importancia de las tasaciones periciales, que, con su determinación de lo que vale cada cosa, no solo fijan la cantidad que se debe abonar, sino que pueden establecer la existencia o no de un delito -como ocurre en delitos fiscales- o la diferencia entre un delito leve y uno menos grave -como en el caso del hurto-, lo cual no es baladí.

Y con esto cierro el telón de hoy, con la intención de aportar algo que sume, y no reste. Por eso dedico mi aplauso a quienes dentro de nuestro trabajo trabajan con los números. Una tarea nada fácil.

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