Coletillas: muletas del foro


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Todos sabemos lo que es una coletilla o un lugar común, también llamadas muletillas. Ese recurso de la lengua, intencional o no, que se repite una vez y otra.

Más o menos cultos, más o menos buscados o más o menos inconscientes, en el mundo del espectáculo son muy usados. Tanto los que puedan utilizar sus miembros de modo particular como esos que pueblan series y programas de televisión y acaban formando parte del acervo colectivo. Si logran que una frase, una expresión o una palabra se identifique de inmediato con su fuente de procedencia, el objetivo está logrado. ¿Quién no piensa de inmediato en el inefable Chiquito de la Calzada si hacemos referencia al “pecador de la pradera” o, quién de los que peinamos canas –o ni eso-  no nos trasladamos en cuanto oímos aquello de “veintidó, veintidó, veintidó” al Un Dos Tres de los viernes noche con el Dúo Sacapuntas en acción? ¿Quién no sabe quién no siente las piernas, quién dice aquello de “yo soy tu padre” o quien es Bond, James Bond? ¿Y quién no ha empleado alguna vez eso de “hasta el infinito y más allá”, “en ocasiones veo reos”, “que le corten la cabeza” o “ven a la luz, Carolyn?

Nuestro escenario también tiene sus coletillas. Bastante más aburridas, por cierto, pero es lo que tiene. Frases que se repiten una vez y otras cuando Entre togas anda el juego.

Si hay una reina absoluta de nuestras muletillas, esa es la expresión “con la venia”. La muletilla en cuestión antecede cualquier actuación ante los tribunales de modo que acaba pegándose a la piel y saliendo casi sin pensar. En más de una ocasión, con las cuitas de una maternidad recién estrenada y medio sonámbula por falta de sueño, he llegado a pedir la venia a mis hijas para darles la papilla. Tal como suena. Ni que decir tiene que la niña, lejos de dármela, me miraba de hito en hito con cara de asombro. Aunque por suerte no les quedaron secuelas. O quizás sí y ahí está la razón de que a día de hoy no muestren ninguna inclinación por el mundo del derecho.

Lo de la venia en realidad no es otra cosa que una fórmula de estilo destinada a pedir permiso al tribunal –que no al juez, aunque sea unipersonal- para tomar la palabra. No es necesario emplear estos términos, bastaría con pedir permiso de otro modo o incluso hacer un gesto como inclinar la cabeza en señal de respeto. Y, en cualquier caso, jamás he visto a un juez denegar la dichosa venia. Aunque por eso de Nunca digas nunca jamás, confieso que a veces fantaseo con ser juez por un día y decir que ahora no doy la venia, que me la quedo para mí. Deformación toguitaconada, supongo.

Pero hay más. Los abogados sueles utilizar una coletilla nivel Terminator. Esa de “en estrictos términos de defensa” que no quiere decir otra cosa que “cuerpo a tierra, que te va a caer artillería por tierra, mar y aire”, especialmente si tus puñetas son las de fiscal, y precede en ocasiones a un chorreo de los que hacen historia en el que lo más bonito que llaman a una es «digna representante de Ministerio Fiscal» con expresión de pensar exactamente lo contrario.

Igualmente, otra de las habituales muletillas que usamos son esas que quieren decir que poco hay que decir. «Que se confirme la resolución recurrida por sus propios fundamentos», por ejemplo. Que no significa que el fiscal sea un vago y no se  ha leído los autos sino que está tan de acuerdo, generalmente porque sigue a pies juntillas lo que dijo él mismo en su día, que no vale la pena desperdiciar tiempo y energías en repetir las cosas. Y otro tanto cabría decir respecto a eso de “reproducir por vía de informe”, que está muy bien cuando se usa para evitar repeticiones innecesarias, pero no tanto cuando se utiliza para salir del paso sin más.

Y, si hay una muletilla comodín esa es la de “que se proceda conforme a derecho”, que en muchos casos es respuesta a otro de los comodines, el preferido de los jueces, “pase al fiscal para informe”. Y, como en todo, lo poco gusta y lo mucho cansa. Esto es, su uso moderado no sólo es correcto sino una práctica muy recomendable, que bien está que juez y fiscal actúen de consuno o al menos sepan cuáles son sus posiciones, pero su abuso puede acabar por colapsar los armarios y las paciencias. Y no andamos sobrados de unos ni de otras, en los tiempos que corren.

Y no me olvido de otra de las coletillas estrellas del foro. La invocación cada cinco minutos de modo indiscriminado del in dubio pro reo y la presunción de inocencia. Que no necesitamos que nos lo recuerden en cada frase. Y que además, como decía un magistrado en mi primer destino, no pueden confundirse ni mezclarse. Cuando no hay dubio, no hay pro reo que valga. Y solo debe alegarse cuando existe una duda entre dos normas a aplicar. Cuando lo que se quiere es hacer valer la alternativa entre culpabilidad e inocencia a favor de la presunción sobre ésta última, es ésta y no aquélla. Y de veras que con que lo digan una vez, lo hemos pillado. Incluso sin ello.

Y, por último, una costumbre inveterada. Decir, para hacer énfasis, “que conste en acta”. Admiro la paciencia de los Letrados de la Administración de Justicia para no perder las formas y soltarles una fresca. En acta consta todo, señores. Y sobre todo ahora,  que  los juicios se graban. Acabáramos.

Así que, por una vez y sin que sirva de precedente, el aplauso es condicionado. Ovación al uso y abucheo al abuso. Eso sí, en estrictos términos de defensa y respetando la presunción de inocencia de esta humilde toguitaconada.

 

6 comentarios en “Coletillas: muletas del foro

  1. Pingback: Más coletillas: ¿ inevitables? | Con mi toga y mis tacones

  2. La verdad es que la perspectiva aumenta cuando se alcanza altura suficiente, y en este caso, el ver todo desde encima de los tacones, ofrece una visión mucho más clara de la realidad.
    «Con la venia», aporto mi ratificación, y «Que conste en acta»

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