Estadísticas: cifras y letras


estadistica

                Ya hace algún tiempo que a todos parece encantarles hablar de estadísticas. Se hacen con todo, hasta con las cosas más peregrinas: a que tanto por ciento de hombres les gusta el doble de queso en su hamburguesa, cuantas mujeres prefieren los vestidos cerrados con botones o con cremallera, o los famosos uno de cada diez dentistas que recomiendan el chicle sin azúcar, aunque no sé de nadie que conozca a ese décimo dentista perverso que sigue empeñado en que tengamos caries. Y en el mundo del espectáculo lo sufren cada vez más. Todos conocemos la dictadura de las audiencias, los minutos de oro, y los programas que desaparecen de la parrilla porque su tanto por ciento de espectadores no ha conseguido superar a la comparecencia de la novia del primo que se lió con la tía segunda de una que salía en Gran Hermano 6 y que estaba dispuesta a contar las vergüenzas del primo, de la tía segunda y de la rutilante estrella del reality.

                ¿Y nosotros? Pues también nos vemos sumidos en esta vorágine, que en todas partes cuecen habas, y en mi casa a calderadas. Y así, jueces, fiscales y secretarios vivimos nuestros particulares momentos de pánico cuando una inspección, un alarde –palabreja que designa el testimonio que ha de dejar un juez que se va de un juzgado de su paso por éste- o ese momento del año, mes o trimestre en que puntualmente toca, nos obliga a perder horas tratando de que los numeritos cuadren. Y los numeritos, las más de las veces, se empeñan en no cuadrar, o en no cuadrarnos a nosotros, que además somos mayoritariamente de letras. Y por algo decían en mis tiempos aquello del que sabe, sabe, y el que no a letras. Y a lo mejor esto es una venganza de aquellos tiempos. O una broma de los dioses, por no decir de algún otro mandamás malintencionado o con ganas de dar trabajo, como si nos faltara.

                Me consta que en esto los Secretarios  -perdón, Letrados al servicio de la Administración de Justicia, o como se diga ahora- se llevan gran parte de esta pesadilla, que han de rellenar periódicamente todos los datos que tiene a bien pedirles. Pero a los demás no nos dejan tranquilos tampoco. Sé de buena tinta que los jueces, desde que les implantaron ese dichoso sistema de módulos, andan bien liados haciendo constar las sentencias, autos y resoluciones varias que dictan, teniendo en cuenta, además, que al ser perverso que ideó el sistema se le ocurrió dar distinto valor según tipo de procedimiento, modo en el que termina y mil variables más.

                Pero que nadie se crea que a los fiscales no nos toca. Que nos toca, y nos toca las narices, además. Y, por si alguien no lo sabe, todos los meses tenemos que rellenar un estupendo estadillo que da unas puntuaciones muchas veces absurdas a nuestro trabajo, que luego hemos de mandar para validar, cruzando los dedos para que no nos lo devuelvan por habernos equivocado al hacer las cuentas. Y ojo con no hacerlo, porque en ese momento te llega al correo un mensaje que, aunque parece amable en la forma, te amenaza con las penas del infierno como el dichoso estadillo no esté presentado.

                Así que con todo esto, perdemos un fabuloso tiempo que podríamos dedicar a perseguir a los malos o a ayudar a los buenos, haciendo palotes como cuando estábamos en el jardín de infancia, preescolar, educación infantil o como quiera que se llame ahora. Los tiempos de Barrio Sésamo, para entendernos. Lástima no haber hecho más caso en su día a Coco, y tal vez nos iría mejor. Aunque quizás esto era más nivel de Alicia Calixta la Lista, aquella niña pedantilla que habitaba el barrio, o de Susi Pelotilla, que se pasa de listilla. Pero lo que es seguro es que Gustavo, el reportero más dicharachero, hubiera sacado una buena crónica. ¿O no?.

                Pero seguro que a los sagaces lectores ya se les ha ocurrido la pregunta del millón. Que no es otra que ¿qué narices hacemos perdiendo nuestro tiempo cuando tenemos unos sistemas informáticos que registran todo lo que entra y sale, generalmente por duplicado, ya que a estos efectos fiscalía y juzgados no se hablan? Pues eso me gustaría saber a mí –y también a mi toga y mis tacones, por supuesto- y seguro que a la mayoría de mis compañeros, y de los compañeros de las carreras hermanas, primas y parientes varios. Pero mucho me temo que esta pregunta pasará a engrosar la lista de los grandes misterios de la humanidad, mucho más que las caras de Bélmez o el Triángulo de las Bermudas. El caso es que por estos lares parecemos empeñados en darle trabajo a Iker Jiménez y su Cuarto Milenio. Pero, eso sí, que se dé una vueltita y seguro que sus estadísticas de telespectadores aumentan. Y, al menos, las dichosas estadísticas servirán a alguien.

                Así que hoy no hay aplauso. Mis manos se quedan esperando a ese momento en que, apretando un botón, salga en la pantallita lo que hacemos y lo que no hacemos, que para eso se registra. ¿Ciencia ficción? Probablemente, pero yo no pierdo la esperanza. Ingenua que es una. Y es que si en Hacienda pueden hacerlo, nosotros también deberíamos poder, que ya nos decían en el anuncio eso de “Hacienda somos todos”. Y todos somos todos, hasta Coco lo sabe.

11 comentarios en “Estadísticas: cifras y letras

  1. Muy bueno el post de hoy…la estadistica ese rollo particular que en mi caso es trimestral. Sólo una puntualizacion…los Secretaris Judiciales pasaran a denominarse Letrados de la Administracion de Justicia…y no al servicio de…ya que todos Jueces, Fiscales,forenses,auxilios,tramitadores y gestores estamos al servicio de la administración de justicia
    Una Admiradora.

    Me gusta

  2. Muy bueno el post de hoy…la estadistica ese rollo particular que en mi caso es trimestral. Sólo una puntualizacion…los Secretaris Judiciales pasaran a denominarse Letrados de la Administracion de Justicia…y no al servicio de…ya que todos Jueces, Fiscales,forenses, letrados de la admon de justicia uxilios,tramitadores y gestores estamos al servicio de la administración de justicia
    Una Admiradora.

    Me gusta

  3. Eso de «letrados,…..O COMO SE DIGA AHORA» la verdad no es que suene muy respetuoso, porque el post es del día 24, y supongo que sabe que DOS DIAS ANTES se ha publicado en el Boe el texto de la reforma donde se contiene la nueva denominación, ampliamente deseada por muchos……….no sé si ha sido intención faltar al respeto a un Cuerpo Superior Jurídico, y por eso le doy el beneficio de la duda, pero por si acaso le digo que…..era el nuestro un nombre que, aun de gran tradición, resultaba hoy en día verdaderamente penoso CUANDO NO INSULTANTE ESPECIALMENTE PARA LAS MUJERES, que se veían reflejadas en un arquetipo simplista, sumamente injusto y peyorativo y favorecía actitudes despóticas y despreciativas por parte de otros «servidores de la justicia»….por eso me consta que a muchos jueces y fiscales les encantaba ese equívoco permanente, por no hablar del uso del posesivo «MI»………..
    Por cierto, recuerdo un «incidente» precisamente con un fiscal que pretendía que le hiciera la estadística que EL debía enviar a la fiscalía……incluso lo intentó «por las malas», je je je… y con toda amabilidad le ofrecí los datos oficiales del cgpj , y al final se la tuvo que envainar ……. supongo que era de los que piensan que por llamarme sj podía «ordenarme» lo que le apeteciera…..
    Espero que este nombre empiece a dignificarnos un poco más entre todos los «operadores jurídicos»….todo lo contrario que hacía el antiguo nombre…..Nomen est omen…
    Tenga ud. buenas tardes.

    Me gusta

    • Lamento mucho que le parezca poco respetuoso el post. Si se molesta en echar un vistazo, verá que respeto mucho su profesión, tanto que una de las primeras entradas del mismo era la dedicada a los secretarios judiciales, que fue muy bien recibida, por cierto. En este blog trato de emplear un lenguaje desenfadado, no de hacer artículos doctrinales.
      Por suerte, tengo una excelente relación con la hasta hace poco se llamaba Secretario Judicial del Juzgado al que estoy adscrita (siempre digo «mi juzgado» por abreviar, pero tampoco quiero apoderarme del juzgado, aunque la juez no se molesta), quien, por cierto, se refiere a mí como «mi fiscal», sin que entendamos que eso implique que estoy a su servicio, ni al de la juez.
      Como decía, respeto y valoro su trabajo, siempre hago referencia al mismo cuando hablo de operadores jurídicos y creo que no es demasiado justo atribuirme otra cosa. Empleo un lenguaje igual de desenfadado siempre, también para referirme, por ejemplo, a los jueces, o hasta a mi propia carrera. Pero, por supuesto, para gustos hay colores.
      Un abrazo y, en cualquier caso, gracias por leerme

      Me gusta

      • Vaya por delante, ante todo, mi agradecimiento por la respuesta. Como habrá visto, DE ANTEMANO LE DABA EL BENEFICIO DE LA DUDA…comprenderá que algo habrá detrás de este nombre para que algunos (los que aún apreciamos algo a este «cuerpo superior jurídico» …) estemos ojo avizor ante ofensas, aunque a veces pequemos de suspicaces, pero han sido muchos años de desprecios, ofensas (incluso por cierto ministro «mocoso» que ignoraba nuestro carácter de licenciados en derecho….es real aunque no se lo crea), series televisivas en las que se daba una penosísima e injusta imagen de nuestro trabajo – incluso como chachas en casa ajena además de en el despacho-…
        Siendo mujer, ese posesivo «MI SECRETARIA»……suena especialmente hiriente y algunos se refocilan con su uso (por quien se lo permitía, que algunos jamás hemos tolerado eso a nuestra presencia) hasta tal punto que ha tenido que ser la exposicion de motivos de la ley quien ha puesto de relieve semejante desconexión entre el nombre y las funciones…tal vez «letrado…» no sea el mejor, pero desde luego EL PEOR es el de sj….
        Todos recordamos algún juez, algún abogado o policía (o como el fiscal que pretendía «exigirme» que le hiciera SU estadística, je je) al que le hemos tenido que parar los pies y poner las cosas en su sitio….a veces pagando el precio de pasar por «incómodo» y señalarse dentro de este mundillo tan pequeño…
        Como digo, a veces esa sucesión de ofensas reales (comprendo que cada cual conoce su mal, en cambio si dices que eres juez, fiscal, abogado, policía, etc… no se presupone nada negativo ni incorrecto) hacen creer en otras que no lo son tanto.
        Pido por ello disculpas si mi suspicacia le ha ofendido, ( pero si es amiga de sj supongo que le sonará de qué le estoy hablando), y le agradezco nuevamente su interés…
        Tenga ud. buenas tardes.

        Le gusta a 1 persona

  4. Y a vueltas sobre el uso del «MI…..» Recuerdo una auxiliar, más cortica que las mangas de un chaleco -aunque muy somarda ella-, me comentó que hablando con los vecinos, al decir «pues MI SECRETARIO me dijo…..» le preguntaron ¿anda, qué importante eres que tienes secretario? y me lo dijo con una sonrisilla malvada, riendo para sus adentros pretendiendo ofenderme, a lo que le contesté…..¿»supongo que les dirías que gano bastante más que tú, verdad»?…aún me río cuando recuerdo la cara que se le quedó…..

    Por eso, cuando usted dice «MI JUEZ» o ésta dice «MI FISCAL», no hay significados supuestos ni equívocos flotando por ahí…..aunque lo escuche un completo profano.
    como dice un famoso cantante, «no es lo mismo»……

    Me gusta

  5. Pingback: Paciencia: de lo que hay que armarse | Con mi toga y mis tacones

  6. Pingback: Burocracia: ¿lastre imprescindible? | Con mi toga y mis tacones

  7. Pingback: Números: cábala toguitaconada | Con mi toga y mis tacones

  8. Pingback: Absurdos: más sobre la digitalización | Con mi toga y mis tacones

Deja un comentario