Turno de oficio: bomberos del Derecho


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  Todos aquellos que ya vamos teniendo cierta edad, o un número atractivo de trienios, recordamos una serie que marcó una época en nuestra televisión: Turno de Oficio. Muchos descubrieron con ella que los abogados en España eran algo diferente de lo que veían en Perry Mason y películas americanas, y sospecho que más de uno debe su vocación a aquel “Pedete  lúcido” que interpretaba Echanove. Lástima, por cierto, que emborronaran nuestro recuerdo con una segunda parte nefasta que con  razón hizo enfadar a muchos, entre ellos al colectivo de Secretarios Judiciales, del que daba un esperpéntico retrato. Pero, como decía el novelista, ésa es otra historia y deberá ser contada en otro momento… Y lo bien cierto es que series como ésa, o como Anillos de oro hicieron que se empezara a tomar interés por un lado de la profesión más de día a día y menos de película.

                Espero que a nadie ofenda el título de este estreno, hecho con todo el cariño. En otra entrada anterior, al hablar de los especialistas, me refería a aquellos que deben estar a todas las materias como apagafuegos (https://conmitogaymistacones.com/2015/02/24/especialistas-realidad-o-ficcion/). Y de algún modo eso es lo que son, algo así como bomberos esperando en el retén a que le den el aviso, sea de apagar un incendio, de sacar a una ancianita que quedó encerrada en una casa, o de auxiliar lo que sea preciso. Esa labor de los actores de reparto o de los meritorios, prestos a hacer cualquier papel si por cualquier causa falla quien debería interpretarlo.

                Muchas veces se tiende a menospreciar a los letrados del turno de oficio. Existe la creencia en algunos sectores de que por el hecho de ser gratuitos van a atender peor, o son peores profesionales. Nada más lejos de la realidad. El turno de oficio supone una vocación de servicio público de la que quizás otros que cobran un potosí carecen. Y, por mi experiencia, puedo afirmar que he visto peores intervenciones en mi materia, la violencia de género, de abogados particulares que presumían de pedigrí, que de los letrados del turno de oficio de violencia que están, además, especializados. A algunos y algunas de ellos los conozco tanto tiempo que con una sola mirada sabemos como va a terminar el asunto, si es posible una conformidad o si ella va a tratar de retirar la denuncia. Aunque por supuesto, hay malos y buenos profesionales. Como en todas partes, ni más ni menos, que de todo hay en botica.

                Lo que mucha gente no sabe, y es buen momento para saberlo, es la dificultad que tienen para cobrar. Las constantes movilizaciones para ello no son más que una pequeña muestra. A los miles de trámites burocráticos que se les exigen se suman retardos y excusas varias. Siempre me llama la atención la cantidad de papeles, papelillos, sellos y copias tienen que hacer firmar a sus atribulados clientes, aun esposados, por el temor a que luego se marchen sin firmar y ellos queden sin remuneración -si es que algún día la cobran-, o la necesidad, por ejemplo, de una auto motivado para poder intervenir -y cobrar- en un juicio de faltas. Y también me quedo perpleja cuando los veo correr como pollos sin cabeza porque aun les colea una víctima de la guardia anterior pero tienen un juicio en otro juzgado de un detenido al que asistieron hace meses. Y mientras, los jueces disputándose quien tiene preferencia y dónde debe acudir primero… Confieso que yo misma he participado en esa subasta abogadil, secuestrando con mis artes hechiceras a una letrada para que acudiera a mi juzgado antes que a otro. Espero que me guardeis el secreto.

                Y, para quien no lo sepa tampoco, el turno de oficio no es solo cosa de asuntos de los llamados de poca monta, lo que algún inspirado mandamás llamó robagallinas. Nada de eso. Existe el llamado turno grave, para cuestiones delicadas y gravemente penadas, que exige de una vocación y una entrega que son de admirar. Mi padre siempre perteneció al mismo, y era la labor que más le gustaba, aunque no fuera, obviamente, de la que comíamos sus hijos. Y yo reconozco que he aprendido mucho de algunos letrados en esos lances. Al César lo que es del César.

                Así que hoy va mi aplauso, sin paliativos, a todos y cada uno de los letrados del turno de oficio. Porque ellos son quienes hacen efectiva una parte sustancial de un derecho de todos, la tutela judicial efectiva. Ahí queda eso.

8 comentarios en “Turno de oficio: bomberos del Derecho

  1. Mil gracias en nombre de todos los letrados que estamos adscritos a los distintos Turnos de Oficio. Muchas veces somos ninguneados por la gente, los periódicos, incluso algún Consejero de Justicia de alguna comunidad autónoma o algún Ministro, pero doy fe de que no es fácil ser abogado de oficio (requiere especialización y un número mínimo de años de colegiación) y que de esto, no nos hacemos ricos, por lo que muchos seguimos en él por dedicación pura, porque entendemos que todo el mundo tiene derecho a una defensa digna (sea en un asunto penal, civil, laboral, familiar o administrativo) y que, quien no pueda costeársela, debe tener cobijo y amparo por un profesional.

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  2. Me encanta el artículo …. Bien merecido para todos los abogados del turno de oficio… No se paga el trabajo que de verdad desempeñan…. Son de admirar

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  3. Totalmente de acuerdo. Mira, eso no suele suceder tanto en Sala. Será que nada tiene que ver los intereses que defendemos unos y otros, con nuestra persona. Somos muchos abogados que simplemente por esa vocación se mantienen en el turno, de tal forma que te puede tocar teniendo suerte a un compañero cuyas provisiones ni yo podría pagar…

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